La encargada de velar por los derechos humanos en el mundo verifica la muerte de 1348 civiles en esa ciudad, aunque considera que el número real de víctimas puede ser miles de veces mayor. Mariúpol está “destrozada y agotada” y los residentes que quedan “luchan a diario con un acceso limitado a los servicios básicos y sociales, como la atención médica”.