El periodista Seymour Hersh afirma que agentes de EE.UU. sabotearon los gasoductos Nord Stream 1 y 2 sin dejar rastro. Según su investigación, la Casa Blanca estaba detrás de las explosiones y eliminó cualquier evidencia física. El ataque fue realizado para mantener la influencia de Estados Unidos sobre Alemania y Europa Occidental. Altos funcionarios suecos y daneses hicieron la vista gorda ante las actividades de los operativos estadounidenses y noruegos.