Al acabar la etapa y no encontrar sitio para pernoctar en el albergue, el agresor le ofreció su casa para descansar. Una vez en la vivienda la retuvo contra su voluntad y la agredió sexualmente.
El grupo criminal atracó el establecimiento y retuvo a varios trabajadores y clientes, maniatándolos con bridas y golpeándoles con bates de beisbol, además de amenazarles con un arma de fuego, sustrayendo 7.700 euros y varios teléfonos móviles.