www.mil21.es

Opinión

02/04/2018@16:53:08
El comportamiento y declaraciones del actual presidente del Parlamento Catalán, Torrent, cuando menos, rayan entre la irresponsabilidad y el patetismo. Con su descarado uso partidista de las instituciones y obviando el más elemental sentido de la neutralidad a la que debería verse obligado por razones de su cargo, se está equivocando rotundamente.

Hace años el Oscar fue para 'Kramer vs. Kramer'...

La acción hace más de 30 años en un muy conocido hotel 5 estrellas de Argentina en el que tradicionalmente me alojaba, su cafetería y afamado restaurante eran mi principal lugar de reunión.

Francamente tristes las intervenciones que nos regalaron nuestros políticos, tanto en el Pleno sobre pensiones como en el debate sobre la prisión permanente revisable. La imagen que están proyectando con situaciones como las comentadas dice muy poco en su favor.

Dos principios están claros en cuanto a las sociedades. Uno, que los seres humanos son conservadores porque las personas temen a los cambios. El segundo es que los medios masivos, sobre todo la TV, tienen gran influencia sobre la opinión pública al punto que, a la gente en general, no le interesa la verdad sino lo que diga la TV: tiene “razón” quién más tiempo aparece en la pantalla.

El Estado moderno impone arbitrariamente su doble moral. Y sus defensores no tienen justificación racional, simplemente dicen que “si el Estado lo dice, o lo necesita, es bueno…”.

Días atrás dio la vuelta al mundo la muerte de Ingvar Kamprad, que había nacido en una comarca rural sueca en 1926. Me llamó la atención cómo lo llamó María Fluxá en El Mundo de Madrid: “el hombre que al crear IKEA democratizó el diseño”.

Es llamativo el que parte de la opinión pública tenga una imagen negativa del mercado natural cuando éste no son sino las personas, esa misma opinión pública que lo rechaza. El mercado natural, subrayo, es el conjunto de los seres humanos desde el punto de vista de la cooperación voluntaria, pacífica, espontánea entre las personas con el fin de vivir y mejorar.

Resulta harto difícil encontrar a un ciudadano/a, con independencia de los votantes a los partidos independentistas catalanes, que por diversas razones no simpatice con la andaluza Inés Arrimadas (Jerez, 1981).

Estamos tontos. Sí, somos tontos del bote. Y somos tontos todos los días porque entusiasmados con todo lo que nos ofrecen, gratis, Google, Facebook, Whatsapp, y otros muchos, se han creado unas bases de datos donde la privacidad se ha ido al carajo.

Netanyahu, los errores políticos se pagan, hasta hoy respeto y miedo, a partir a de ahora ni lo uno ni lo... otro.

Leyendo sobre temas de empleo, selección, actitudes, aptitudes, y más concretamente en lo referido a las “habilidades personales" en la esfera del mercado laboral, obviamente, siempre existirán mas y mejores oportunidades de empleo para aquellos que sepan adecuar sus capacidades a los nuevos y apasionantes tiempos en que vivimos.

Si nos guiamos por los resultados de la banca publicados en los medios, auspician buenos tiempos. Con unos beneficios de 13.500 millones, un 50% más que el año pasado, crecerá el entusiasmo y el dinero correrá con generosidad.

Los que se resisten a secundar la locura nazionalista catalana, con “Z” de “nazis”, lo están pasando mal. Los jóvenes cachorros de Arran, rama juvenil de la CUP, imitando la kale borroka vasca, no paran de ejercitar la violencia contra las organizaciones, empresas y políticos que no se manifiestan a favor de la república.

Durante su reciente gira por China, además de abogar por las "nuevas rutas de la seda", el colosal proyecto ferroviario y marítimo entre el Pacífico y Europa, Emmanuel Macron, enfatizó la "batalla por el clima", intentando minimizar el boicot a los acuerdos de París de parte de Trump quien es escéptico y que cree que es una invención de Beijing para atrasar a EE.UU. A raíz de la ola de frío, Donald Trump ironizó diciendo que vendría bien “un poco de ese calentamiento”.

Había buenas razones para pensar que Cataluña no podría constituirse como estado independiente en forma de república, por muchas veces que la ajustada mayoría de diputados secesionistas en el Parlament –72 de 135 que representaban al 47,7% de los votantes– aprobara resoluciones y leyes inconstitucionales y diera por iniciado el proceso constituyente, y por muchas veces que el gobierno de la Generalitat se empeñara en declarar constituida la república catalana, nadie sabe si simbólicamente o de veras, tras celebrar con nocturnidad y alevosía una consulta ilegal (1-O), en la que tampoco nadie sabe quién votó ni cuántas veces. Resultará difícil de borrar de la retina la imagen del gobierno de la Generalitat y los diputados del Parlament saltándose la Constitución y el Estatut que los legitimaban y pretender al mismo tiempo dar por ‘legítimo’ el resultado.