Para hablar de algo, quizá sea muy importante que primero definamos qué es. En base a lo anterior debemos preguntarnos: ¿Qué es occidente? Y la segunda, irremisiblemente, será acerca de quienes lo componen.
Tal y como ha desvelado esta semana el Washington Post, China se ha marcado como objetivo el minado de redes sociales occidentales, como Facebook o Twitter, inmensamente populares en España, para hacerse con todo tipo de datos con los que equipar a sus agencias gubernamentales, militares y policías.
Tal y como ha desvelado The New York Times, basándose en informes de inteligencia, un colaborador del líder separatista Carlos Puigdemont habría buscado ayuda de Rusia para su lucha por independizarse de España.
Informa Yony a su mundo que, según su criterio, aún no estamos muy acostumbrados a usar a Aristóteles para abordar los problemas, y menos aún los sociales.
Al realizar sus informes Yony se pregunta, ¿Cómo es posible que dominando como ya dominamos los humanos ciertos conocimientos básicos, no los apliquemos científicamente para resolver nuestros problemas de supervivencia y convivencia como Grupo Social Organizado (GSO)?
Desde que Oswald Spengler escribiese en 1818-22, La decadencia de Occidente, pero sobre todo después de que Arnold J. Toynbee publicase en 1934 su famosísimo, El Estudio de la historia, muchos han sido los autores que se han preguntado y han escrito acerca del posible problema de Occidente.
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