La mayoría de los padres quieren lo mejor para la vida de sus hijos, sin importar a qué clase social pertenezcan. Quieren ver a sus hijos brillar como el sol, realizados, exitosos y logrando resultados significativos para sus vidas y para la sociedad. Sin embargo, cuando los padres matriculan a sus hijos en las escuelas, no les corresponde únicamente a ellos adquirir una educación regular o formal. Por lo tanto, muchos entornos educativos realizan numerosas campañas publicitarias que afirman ofrecer algo extraordinario a sus hijos, ¡pero no es así!