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José Tomás Cruz

26/09/2018@14:24:55
A la vista de lo publicado recientemente en los medios, todo parece indicar que el número de políticos españoles con títulos universitarios, tesis doctorales, etc. obtenidos sospechosamente, ha adquirido la categoría de escándalo, destacando entre todos ellos el presunto plagio cometido por el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con su tesis doctoral.

Tal como se están desarrollando los acontecimientos, entra dentro de lo posible que la familia Sánchez-Gómez, actuales inquilinos de La Moncloa, no disfruten mucho tiempo en dicho palacio con su servidumbre y comodidades incluidas.

El hartazgo de los lazos amarillos se ha convertido en algo insufrible. Lo que se inició como una insidiosa manifestación de solidaridad con los políticos presos y la pretensión de ser considerados como presos políticos, continuará dando la matraca…

Pretender vincular un homenaje a las víctimas del terrorismo con el aberrante empeño del independentismo catalán, supone, cuando menos, un mayúsculo despropósito.

Hace escasos meses, en diversas ocasiones y cuando el auditorio se mostraba propicio, Rajoy alardeaba de su magnífico estado físico en general, no solo para terminar la legislatura actual que daba por hecho, sino para presentarse a una tercera.

Nadie promueve ni financia un referéndum si no es para ganarlo. Afirmación que encaja perfectamente con el organizado por el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, menos en el capítulo pecuniario por entender que todo el esfuerzo publicitario en redes sociales habrá corrido a cargo de los fondos del partido.

Para el actual y contradictorio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con tal de continuar detentando el poder hará todo lo posible. De hecho ya ha comunicado que hasta el 2020 no serán convocadas elecciones generales…

Una vez más, los sesudos asesores de Pedro Sánchez han recurrido al manido recurso de exigir la exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco y posterior traslado del Valle de los Caídos al lugar que decidan sus familiares.

En cualquier país desarrollado, cuando se trata de efectuar un nombramiento con rango de ministro, los posibles candidatos, al margen de reunir las características de idoneidad, conocimientos, experiencia, honorabilidad, etc., normalmente son sometidos a una serie de comprobaciones con el fin de evitar posibles sorpresas posteriores, requisito incumplido por parte del actual Gobierno del PSOE en el caso del ya exministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, con el consiguiente ridículo y merecidas críticas cosechadas.

A río pasado y como siempre sucede, serán muchos los que afirmen que el atípico acceso a la presidencia por parte de Pedro Sánchez sin pasar por las urnas era una “jugada cantada”.