En cualquier país desarrollado, cuando se trata de efectuar un nombramiento con rango de ministro, los posibles candidatos, al margen de reunir las características de idoneidad, conocimientos, experiencia, honorabilidad, etc., normalmente son sometidos a una serie de comprobaciones con el fin de evitar posibles sorpresas posteriores, requisito incumplido por parte del actual Gobierno del PSOE en el caso del ya exministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, con el consiguiente ridículo y merecidas críticas cosechadas.