El «obsceno espectáculo» de los ataques y descalificaciones a los jueces, desde el legislativo y el ejecutivo, tiene consecuencias y parece oportuno hacer algún apunte.
Seguimos con la «política líquida» que nos invade; tenemos por delante una campaña electoral auto-nómica y acontecimientos políticos que se suceden diariamente, esto es un no parar.