Lo que comenzó con el asesinato en Gaza del líder del Jihad Islámica Palestina, una operación programada con mucho tiempo de antelación, cientos de intervinientes cuidando los mínimos detalles para que el mismo quede circunscripto, para que la potencial expansión resulte la más corta posible, el conocimiento sobre las grandes diferencias ideológicas y operativas entre el Hamas, cabeza central y responsable general en Gaza, y fuertes grupos menores, armamentos y dineros no les falta, hacían imposible mantener bajo control cada resorte, lo imponderable siempre estaba pendiente.