Lo que no parece comprensible desde cualquier punto de vista, es la actitud de los seguidores –y votantes- de estos movimientos oportunistas. Cabe preguntarse, ¿Cómo podemos ser tan ciegos ante la historia? Si aún humean las hogueras del Nacismo, el Fascismo o el falangismo y, sobre todo, del Estalinismo –veamos Cuba, Corea del Norte, y ahora Venezuela-, ¿Cómo no recordamos los efectos de ese seguimiento ciego de los que prometieron la “Redención y las Eternas Verdes Praderas” para que ante fórmulas calcadas, la gente les siga de nuevo?