El fraude comenzaba con el envío de un SMS suplantando a los servicios de seguridad de una entidad bancaria haciendo creer a los clientes que existía un problema con su cuenta. Los efectos intervenidos en un registro realizado en la localidad de Manlleu (Barcelona) han sido diez teléfonos móviles, dos dispositivos de memoria, una pistola simulada y otros documentos relacionados.