Entre sus víctimas se encuentran personalidades relevantes del ámbito político y económico de EE.UU., tales como Joe Biden, Barack Obama y Bill Gates; Al arrestado también se le imputan dos presuntos delitos contra el orden público; en concreto, se le acusa de cometer swatting, que consiste en dar un falso aviso a la policía de la comisión de un delito grave en el domicilio de la víctima con la finalidad de provocar la inmediata intervención de la unidad de élite de la policía estadounidense (SWAT).