Así como el chavismo cambió el nombre por el de República Bolivariana de Venezuela, el gobierno argentino debería cambiarlo por el de República Peronista de Argentina, visto que es el “peronismo” el sistema consolidado.
Mauricio Macri llega a la presidencia apoyado por la derecha, destacando los neo-con, neoconservadores que se llaman “liberales” y amigos extranjeros como Mario Vargas Llosa. Y siempre impulsó medidas al estilo del populismo peronista, sin ocultar su “respeto” por Juan Domingo Perón a quién homenajeó cuando era “alcalde” de la Ciudad de Buenos Aires.
Como buen político, tiene su perfil mesiánico y asegura estar protagonizando “un cambio histórico”. Y, toma medidas para mantenerse en el poder, a cualquier costo. Por caso, subsidia la compra de autos para reactivar la muy caída producción industrial.
Subsidios que salen de fondos que el Estado retira coactivamente del mercado -de las personas- por vía de impuestos, inflación y tasas de interés altísimas y que recaen con fuerza sobre los pobres ya que las empresas, por caso, los solventan subiendo precios o bajando salarios. Según la Universidad Católica, el 51,7% de los niños y adolescentes son pobres y el 13% pasó hambre durante 2018.
Y ahora eligió al senador peronista Miguel Angel Pichetto como su candidato a vice para las elecciones presidenciales de octubre, así solo queda la opción de votar por esta fórmula de sesgo peronista o por la oposición peronista ya que los otros candidatos no tienen chance. Argentina definitivamente peronista. Macri, definió al senador como "un hombre de Estado, que con el correr de los años… supe conocer y respetar por su compromiso con la Patria y las instituciones".
Tiempo antes, había dicho que debía renovarse la elite política porque los que estaban habían gobernado -y fracasado- durante 25 años. Irónicamente, puso de ejemplo a Pichetto, presidente del bloque de Senadores peronistas con todos los gobiernos incluidos los Kirchner y “si ganan -los kirchneristas- volverá a ocupar el mismo cargo”. Pues ahora ocupara uno superior porque, seguramente gane Macri, y a su vicepresidente le corresponde la presidencia de la Cámara de Senadores.
Las acciones subieron hasta 18% al conocerse la noticia, porque Macri sostiene un “capitalismo” corporativo que privilegia a las empresas que quiere, lejos de una economía de mercado donde las personas, los clientes, deciden qué empresas prefieren.
El problema vendrá cuando quede claro que la economía cae fuerte dado el aumento del peso del Estado ineficiente sobre el sector productivo privado. A menos que Macri desande el corporativismo que siempre sostuvo y permita una economía de mercado. Con tasas de interés que rondan el 70% no hay crédito para la producción, el precio del dólar bajado (de momento) artificialmente complica la exportación y la fuerte carga impositiva impide cualquier plan inversión.
Para remate, Macri es un “endeudador” serial. Gobernando Buenos Aires cuadruplicó el endeudamiento y, desde que asumió la presidencia en 2015, la Argentina fue el mayor emisor global de deuda que, entre 2016 y 2018, pasó del 52,6%, del PBI, al 86,2% y va camino de superar el 110% a fines de 2019, duplicando la deuda.
En fin, la buena noticia es que es un peronismo más “aggiornado” que el del propio Perón y algo más moderado que el de los Kirchner. Así, la caída argentina será más suave.
*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California