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Dos bloques enfrentados

Dos bloques enfrentados

miércoles 22 de mayo de 2019, 11:00h

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La progresiva pérdida de influencia de los partidos socialistas y socialdemócratas en toda Europa, y en el resto del mundo, está desatando las alarmas y empujando a cambios, en casi todos los países donde estas formaciones habían sido muy importantes, o incluso hegemónicas.
Los países nórdicos han cambiado de eje, desde la socialdemocracia a posiciones mucho más derechistas. Francia o Italia han visto la desaparición de esos partidos, que lo han sido de gobierno hasta hace muy poco, y en el Este, su crisis es profunda y existencial.

Solo España, Portugal y Alemania parecen resistir algo (Reino Unido es algo diferente) esa oleada, pero están forzándose a redefinirse. El caso más llamativo es el de Alemania, donde el SPD pretende "volver a sus raíces" y renegar de las grandes coaliciones con la CDU.

¿Qué está pasando?

Aunque a muchos les resulte increible, asistimos a un enfrentamiento, ideológico, político y cultural, entre quienes quieren avanzar pero que respetan y respaldan las sociedades occidentales y sus cimientos y los que pretenden destruirlas.

El socialismo sigue teniendo posiciones hegemónicas en las fabricas de ideas, esencialmente universidades y medios de comunicación, donde se resiste a morir y donde sus posiciones son casi de "pensamiento obligatorio".

Hay una transformación desde la socialdemocracia hacia planteamientos populistas, más cercanos a la extrema izquierda que recoge todos los colectivos (feminismo, ecologismo, inmigración, minorías sexuales o raciales, etc...) más o menos afectados por el sistema, para construir un discurso de crisis que les permita optar a cuotas de poder.

En este sentido, se elabora un corpus ideológico que traslada los fundamentos de la lucha de clases, de raíz marxista, al interior de todas las relaciones sociales (pareja, laboral, educativa...) y centrándose en tres áreas que pueden dar mucho fruto: Feminismo, ecologismo y multiculturalismo que derivan, respectivamente, en una multiplicación de grupos y subsectores como LGTBI, aborto...; Veganos y animalistas...; Inmigración y revisión histórica...

Todo, desde unas posiciones anticapitalistas y antioccidentales, aunque el 99% de sus participantes viven en países de esas características, olvidando a los trabajadores como sujeto revolucionario de transformación e intentando agrupar a todos los descontentos o aprovechados.

En una pirueta lógica- que solo se sostiene por la uniformidad de los medios y la ausencia de críticos- se propugna el odio al disidente y la imposición de un pensamiento único, obligatorio, apelando al "amor" y "al corazón", mientras se impone la censura, o el escrache, para silenciar a los que disienten que siempre son una "amenaza" y siempre reciben epítetos ofensivos, antes que dejarles explicar sus posiciones reales.

Su tarea, es eliminar todas las raíces que estructuran a los seres humanos como la familia, la nación, la religión o la capacidad de elegir porque una persona sin estructura y sin raíces es un guiñapo manejable. Por eso, atacan a los hombres libres que se ganan la vida, insultan a los que buscan mejorar y prefieren borregos subvencionados que dependan de esas élites "progresistas".

Lideres artificialmente construidos

Se intenta, también, construir protagonistas que encabecen esa masa heterogénea. En este sentido son llamativas- por su amplitud- las campañas realizadas a nivel planetario, en favor de Alexandria Ocasio Cortez y Greta Thunberg (la adolescente sueca que falta a clase por el medio ambiente, inducida por su madre, militante del tema) que han recibido una atención desmesurada, de los medios de comunicación de izquierda, como si fueran líderes mundiales, en una construcción que peca de artificiosa para muchos observadores.

Este movimiento se percibe muy claramente en España donde el PSOE está asumiendo esa transformación, acercando sus posiciones a Podemos (extrema izquierda que agrupa comunistas y simpatizantes del chavismo, entre otros) y desplazando a las figuras históricas del socialismo democrático.

El propio Pedo Sánchez lo afirmó, diciendo que sus antecesores más críticos correspondían "a una España del pasado" lo que incluía a figuras históricas como Felipe González.

En un gesto difícil de explicar, el PSOE decidió (28 de marzo de 2019) promover la abstención de todo el grupo socialista, en el Parlamento Europeo en una votación en la que se condenaba al régimen venezolano de Nicolás Maduro.

Es uno de los ejemplos de esa izquierdización de los socialistas en el continente que se extiende incluso a otros como la radicalización de Bernie Sanders y de otras figuras del partido demócrata estadounidense, ya abiertamente socialistas.

Sanders, de 77 años, que goza de ese magnifico status de "millonario comunista" está detrás del fulgurante ascenso de Ocasio Cortez, a la que eligió como candidata, financió y dirigió su campaña e incluso le colocó, desde sus inicios, un equipo cinematográfico que ha elaborado un reportaje propagandístico sobre su figura que se va a distribuir mundialmente por Netflix.

Sanders que lleva desde 1991 como congresista y luego como senador, es un magnate del partido democrata que ya optó a la nominación presidencial (ganada finalmente por Hillary Clinton) en 2016 y pretende volver a presentarse en 2020.

Partidario de abrir las puertas a la inmigración sin papeles, es copatrocinador de la llamada "Green New Deal" que aboga por luchar contra el cambio climático (antes, calentamiento global) y las desigualdades antes de 2030 y que Pedro Sanchez ha enarbolado como su gran objetivo político, en otra demostración del funcionamiento de esa nueva "Internacional" izquierdista que enarbola grandes propósitos, impide la libre confrontación de ideas, denosta emocionalmente a sus adversarios (a los que descalifica como gente sin corazón) y pretende eliminar los propios fundamentos de las sociedades occidentales.
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