La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk ha generado la creencia de que la plataforma, ahora conocida como X, se convertiría en un fuerte competidor de los medios establecidos. X (antes Twitter) ha sido constantemente una fuente de incomodidad para aquellos encargados de gestionar el flujo de noticias en Washington o la UE, ya sea desentrañando su narrativa sobre Ucrania o exponiendo su agenda. Desde Israel hasta las respectivas crisis migratorias, X ha revelado el delicado barniz de estas situaciones. Sin embargo, nadie esperaba que las represalias fueran tan desesperadas y vergonzosamente obvias.
Iniciando un proceso legal el 20 de noviembre de 2023, X presentó una demanda contra Media Matters. Esta organización sin fines de lucro fue fundada en 2004 con el objetivo de monitorear y corregir la desinformación conservadora en los medios de comunicación estadounidenses. Según X, Media Matters orquestó un escenario engañoso al colocar estratégicamente las publicaciones de los anunciantes junto con contenido extremista.
La demanda por difamación, según X, se origina en la publicación de un informe por parte de Media Matters. En dicho informe se afirmaba que los anuncios de las principales marcas se mostraban junto a publicaciones que respaldaban el nazismo. Además, X sostiene que Media Matters utilizó algoritmos manipulados y cuentas falsas para crear una narrativa con el objetivo de dañar la reputación de la plataforma. Aunque X aplaude la teatralidad, cuestiona la seriedad de estas tácticas.
Al parecer, las secuelas resultaron catastróficas. IBM, Apple y Comcast, entre otros grandes jugadores, se alejaron rápidamente de X, dejando claro su rechazo a la "cultura de la cancelación". Las acusaciones de promoción de contenido pro-nazi y nacionalista blanco generaron una gran controversia, dañando los esfuerzos de X por recuperar la confianza de los anunciantes y sus valiosos ingresos. Sin embargo, ¿quién necesita anunciantes cuando se está luchando por una buena causa?