Son miles los libros escritos acerca de estas dos cuestiones. El Islam fue el primero, en el siglo X, en Bagdad, y el Cristianismo dos siglos y medio más tarde, ambos fracasaron en esta cuestión porque se rechazó la razón –palabra que elevó a lo más alto Tomás de Aquino en el París de 1.250- para permanecer el Mito.
Es decir, triunfó la creencia estricta basada en la simple, Fe. Todo intento de razonar siempre pone –de una u otra manera- en cuestión la sumisión estricta a las Doctrinas, a los Dogmas, a las Creencias.
Con el desarrollo, ya en este caso basado en lo que ellos llamaban, la Razón, de las Ideologías del S. XVII, XVIII y XIX, y las más incisivas del XX, se creó un sistema de creencias nuevas que se decía que superaban a las religiones antiguas, y que era una nueva forma de pensar basada en criterios racionales. Pero, aunque llevaban modernos descubrimientos de la naturaleza, y aparentemente mucho más avanzadas que las simbologías antiguas, lo cierto es que en la práctica se han implantado y mantenido exactamente igual que las religiones tradicionales. O eres adoctrinado y te sometes al grupo, o eres combatido como un enemigo. O perteneces a nuestro bando, o eres del contrario, y no se permite disidencia alguna. Tanto Comunistas, como Nazis, pasando por los Fascistas, Falangistas, o cualquier otra ideología, combatieron a los disidentes y contrarios exactamente igual que fueron exterminados los herejes e Infieles en cualquier otro momento por los seguidores de las religiones imperantes.
Ahora viene la era del Conocimiento, y los experimentos científicos más avanzados ya nos han demostrado varias cuestiones: Que los seres humanos somos animales de grupo. Que nuestra forma de organizarnos es en torno al seguimiento de un liderazgo y unas élites. Que nadie piensa mucho en la práctica. Que seguimos nuestro sentimiento gregario como mecanismo de defensa, igual que un elefante joven sigue a las elefantas que están al frente de la manada. Por supuesto que muchos alemanes veían injusto el trato a otros seres humanos, y muchos dirigentes Franquistas consideraron en privado injustas muchas de las sentencias que se dictaron contra aquellos oficiales que les “Tocó” luchar en unidades de la república. Pero nadie hizo nada. Todos, unos y otros, se callaron. El Conocimiento nos demuestra que siempre triunfa el espíritu gregario.
En cuanto al término, Razón. Los científicos que mejor han estudiado a día de hoy nuestro cerebro aún no tiene una idea clara de que es eso de, Razonar. En lo que sí están más o menos de acuerdo es en que puede ser algo así como “la capacidad de acumular la mayor cantidad de conocimientos, experiencias o seguimientos de personas con ascendencia moral, para a la hora de adoptar una decisión, hacerlo con la mayor capacidad de aplicación de esos datos, y dejarse llevar lo menos posible por los Instintos animales”.
De esta manera entenderemos, pese a lo que se cree sin descender a análisis profundos y complicados, que todos los seres humanos medianamente adultos formados razonan y adoptan decisiones medianamente racionales, comprobamos que no es cierto. Lo que sucede de verdad es que realizamos un seguimiento mimético de lo que dicen nuestros líderes y personas que consideramos élite. Veamos que en la práctica son igual de cerrados independentistas tanto el que domina tres idiomas y posee dos o tres títulos universitarios, como un trabajador cualificado que no terminó el bachiller. Lo que hacemos es adherirnos a un bando u otro. Incluso nosotros intentaremos explicar que lo hacemos en función a una serie de razonamientos que estamos dispuestos a desarrollar durante horas a quien quiera escucharnos. E, incluso, nos lo creemos a pies juntillas. Lo que sucede en realidad es que por criterios simplemente afectivos –porque así nos la ha dicho nuestros padres o profesores, y significa seguirles a ellos como a las elefantas viejas, o por afecto a una religión, lengua, o costumbres culturales determinadas- nos unimos al bando que queremos más, y una vez realizada la elección incluso nos sentimos mejor combatiendo a los “Otros”. Los conversos siempre fueron más fanáticos que aquellos que de siempre heredaron esas creencias. Debemos comprobar cuantos “Maquetos” y “Charnegos” son más independentistas que los de “Ocho apellidos”.
Lo que está sucediendo en Cataluña es que aún siguen en el Mito, y la Razón se demuestra una vez más, que aún no se sabe… Qué es eso…