Sus primeros pasos en ETA
Desde muy joven, Otegi mostró simpatía por las ideas nacionalistas y separatistas vascas. En la década de 1970, durante los años finales del régimen franquista, se unió a grupos juveniles radicales que abogaban por la independencia vasca y la lucha armada. En ese momento, ETA ya había comenzado su campaña violenta para lograr sus objetivos.
Otegi se unió a la banda terrorista en 1977 y rápidamente ascendió en las filas de la organización. Participó en varios atentados y acciones violentas, lo que le llevó a ser detenido en varias ocasiones. En 1989, fue condenado a seis años de prisión por pertenencia a banda armada.
Tras su liberación en 1993, Otegi se convirtió en uno de los líderes más destacados de Herri Batasuna, el brazo político de ETA. Sin embargo, su participación directa en la política se vio interrumpida nuevamente cuando fue arrestado en 2003 por intentar reconstruir la dirección política de ETA.
Manejando los hilos incluso desde la cárcel
En 2006, Otegi fue condenado a 15 meses de prisión por enaltecimiento del terrorismo debido a un discurso que pronunció en homenaje a un miembro de ETA fallecido. Durante su tiempo en prisión, Otegi se convirtió en un referente para muchos independentistas vascos y continuó participando activamente en la política desde la cárcel.
Tras su liberación en 2016, Otegi retomó su papel como líder político y se convirtió en el coordinador general de EH Bildu, una coalición de partidos independentistas vascos. Desde entonces, ha estado involucrado en negociaciones y diálogos con el gobierno español para buscar una "solución pacífica" al conflicto vasco.
Aunque Otegi ha sido criticado por su pasado violento y su afiliación a ETA, también ha sido reconocido por la izquierda por su supuesto papel en la búsqueda de una solución política y pacífica para el conflicto vasco.
Durante su tiempo como líder político, Otegi ha trabajado para fortalecer la coalición EH Bildu y ha buscado establecer alianzas con otros partidos políticos en el ámbito nacional e internacional. También ha abogado por la participación ciudadana y la defensa de los derechos humanos en el País Vasco, pese a todo lo que ha hecho en décadas pasadas.
Ni olvido ni perdón
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por promover una solución pacífica, Otegi sigue enfrentando críticas y oposición por parte de aquellos que consideran que su pasado vinculado a ETA lo descalifica para ocupar un cargo político. Algunos argumentan que no se puede olvidar ni perdonar su participación en un grupo armado responsable de numerosos actos violentos.
En cualquier caso, la figura de Otegi se está intentando vender como la de un actor clave en el proceso de "reconciliación y paz" en el País Vasco, intentando destacar desde su nueva posición que "su experiencia y conocimiento de la situación política y social de la región le permiten desempeñar un papel importante en la búsqueda de soluciones pacíficas".
Empeñado ahora en "una vía para lograr la reconciliación y la paz en el País Vasco a través del diálogo y la negociación", justifica que todas las partes involucradas, incluyendo al gobierno central, los partidos políticos, las organizaciones sociales y la sociedad civil, se deben sentar a dialogar y buscar acuerdos que satisfagan las necesidades de todos los actores, aunque priorizando como hemos visto hasta ahora las suyas propias primero.
Negociación con Pedro Sánchez
Del pasado criminal de Otegi todos hemos conocido sus andanzas a través de la prensa durante décadas, sin embargo, nos enfrentamos a ya varias generaciones que no tienen en su imaginario colectivo las andanzas de ETA, por lo que no entienden el agravio que supone a las víctimas y a la sociedad en general que su brazo político se siente de tú a tú en todo tipo de foros, por no hablar de la Cámara de representación de todos los españoles.
Y es que la negociación con Pedro Sánchez y la vía catalana de autodeterminación que se le exige, está abriendo viejas heridas en una sociedad vasca -e incluso navarra- casi dominada por ese sentimiendo nacionalista que parecía apaciguado y que podría emerger de nuevo con más fuerza que nunca sentándose en cargos importantes, no ya del País Vasco, sino de España, entrando a formar parte de un Gobierno que podría resultar de todo menos democrático y pacífico.
Seguiremos desgranando la verdad sin olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos...