Según Eyes on the Ground, la frontera sur de Estados Unidos se ha convertido en una zona de guerra. Esto es el resultado directo de muchas décadas de políticas de fronteras abiertas que han alcanzado su punto más alto bajo el falso presidente Joe Biden. Básicamente, ha dejado la frontera sur abierta de par en par para que cualquier persona pueda ingresar.
Desde que Biden fue "investido" en 2021, ha habido una llegada y reasentamiento de aproximadamente cinco millones de extranjeros ilegales conocidos como "migrantes". Además, se ha descubierto que un cartel controla una isla de 170 acres en medio del río Bravo, la cual alberga nidos de francotiradores y posiblemente trampas explosivas. A pesar de los esfuerzos de los agentes federales de la Patrulla Fronteriza, están siendo completamente abrumados por una sucesión constante de migración masiva hacia el país. Esta situación ha permitido que las pandillas mexicanas ingresen sin previo aviso y establezcan un punto de apoyo en el país.
Ubicada a unas 250 millas al sur de San Antonio, la isla previamente mencionada es ahora controlada por completo por un cártel mexicano. Este territorio prohibido, conocido como Isla Frontón, es solo uno de los muchos que están emergiendo en la antigua "tierra de los libres". Alberga tanto al Cartel del Golfo como al Cartel del Noreste (CDN), ambos conocidos por su extrema violencia. Es importante destacar que estos cárteles utilizan la Isla Frontón como refugio personal en lugar de enfrentarse entre sí, escapando así del ejército mexicano o las fuerzas de seguridad estadounidenses.
Ahora es un importante corredor de tráfico de drogas el área que controlan estos cárteles, como era de esperar. Utilizan la espesa vegetación de la zona para esconder sus drogas mientras se abren paso lentamente hacia el norte, hacia el resto del país. Después de dejar los bienes, regresan a la isla Frontón con más dinero en efectivo y armas para agregar a sus reservas.
Cuando se trata de agentes de la ley o de civiles inocentes, los cárteles no valoran ninguna vida humana que se interponga en su camino. Dispararán a matar cuando sea necesario para mantener sus operaciones en marcha. Antes de que Biden estuviera en la Casa Blanca, en 2019, más de 50 rondas fueron disparadas por cuatro tiradores de cárteles con armas totalmente automáticas.