Propone reforzar “los instrumentos para proteger la dignidad del Estado” y advierte de que otorgar a quienes pusieron en “grave riesgo nuestra convivencia privilegios que se le negarían al resto de españoles quiebra el principio de igualdad, rompe la separación de poderes, desautoriza la defensa de la legalidad de las FFCC, cuestiona las Cortes y discute la intervención del Rey”.
Anuncia que incorporará al Código Penal un delito de deslealtad constitucional, como ocurre en todos los países de nuestro entorno y volverá a castigar el delito de malversación de acuerdo a su gravedad.
“No paso por renunciar a la igualdad de los españoles y a todo lo que compartimos; no paso por ningún aro que me impongan en contra del interés general y no paso por traicionar la confianza de los españoles que me votaron, para ser presidente del Gobierno”, argumenta.
Asegura que tiene “principios, límites y palabra” y que se debe a los más de ocho millones de compatriotas que le votaron, a tres millones de otras formaciones que le respaldan y a miles de ciudadanos que votaron a partidos que no llevaban ni amnistía, ni autodeterminación en sus programas.
“Me debo a la mayoría de los españoles”
Recuerda las veces que prometió “guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”, explica que siempre lo hizo “consciente de que nuestra Carta Magna es el acta de nacimiento de la España democrática, así como el fundamento de nuestro progreso a través del sistema autonómico”.
Señala que el debate de hoy refleja “la normalidad democrática” porque el PP ganó las elecciones y el Jefe del Estado le propuso como candidato; y apunta a que el “debate de hoy es la consecuencia lógica del resultado electoral, para que la legislatura arranque y el contador se active”.
Pregunta al PSOE “por qué si tan satisfechos se muestran ahora por lo que suponen que será el resultado de esta sesión, estuviesen tan empeñados en que no se celebrase”; y subraya que esta sesión de investidura “trunca su relato, les recuerda el resultado del que han renegado y nos retrata a todos”.
Se retrata como quien acude al debate como un candidato libre para cumplir su palabra con los electores y a quien no lo hizo ni lo hará; a quien ha llegado a acuerdos con diferentes partidos sin renunciar a sus compromisos y a quien no lo hizo ni lo hará; a quien antepone el interés general a la ambición personal, y a quien ni lo hizo ni lo hará. “Me retrata a mí y le retrata a usted, señor Sánchez”, enfatiza.
“Hay quien reniega de la transición. Yo vengo a reivindicarla y a reclamar su vigencia. Es lo mejor que hemos hecho, porque lo hicimos juntos”
Manifiesta que España vive un “deterioro institucional sin precedentes y con riesgo de agravarse todavía más, las familias soportan cada vez más cargas y tenemos importantes fragilidades económicas que afrontar”.
Explica que quiere ofrecer a España una alternativa que “reponga la concordia, la igualdad y la ambición colectiva. El futuro de España no está descontado. Depende de todos nosotros”.
Destaca que “tiene a su alcance los votos para ser presidente, pero no acepta pagar el precio que me piden para serlo y recuerda que esta respuesta es la que darían Suárez, González, Aznar, Rajoy e incluso Zapatero” -en referencia a su rechazo al plan Ibarretxe.
Señala que todo esto se haría por el estado de “necesidad parlamentaria de una sola persona, sin una sola contrapartida para el conjunto de los españoles, a cambio de nada y a pesar a pesar de que los partidos secesionistas proclaman que volverán a repetirlo”. “¿Qué demócrata puede defender servírselo en bandeja?”, se pregunta.
Argumenta que es “una falacia que la investidura tenga que pasar por aceptar esas reivindicaciones de los partidos independentistas porque los españoles no votaron que fuesen decisivos y porque para lo que exigen ni se pidió consentimiento a los españoles ni estos se lo concedieron”.
“Los votantes no independentistas son casi el triple de los que no lo son”
Manifiesta que “es mentira que no exista otra alternativa y es mentira el somos más que proclamó Sánchez la noche electoral” y subraya que por supuesto “hay otro camino” como demostró con su apoyo a otras formaciones en la alcaldía de Barcelona, Vitoria o la diputación de Guipúzcoa.
Pide el apoyo para “un Ejecutivo del PP para abrir una nueva etapa de grandes pactos de Estado “tomando como ejemplo la Transición y sus objetivos: garantizar la estabilidad de la Nación, asegurar la igualdad de todos los españoles mediante el impulso de seis grandes áreas de trabajo en común: Institucional, por la Economía, por las Familias, por el Estado de Bienestar, el Pacto del Agua y un Pacto Territorial
“Aspiro a gobernar para todos, no a gusto de todos porque es imposible. El cambio que defiendo no es sustituir un sectarismo por otro. Ni acepto la tutela moral de nadie ni pretendo imponer la mía a los demás. Creo en la libertad”, reflexiona
“Estoy harto de etiquetas de buen y mal español, de buen y mal gallego, de buen y mal catalán. Harto de imposiciones de todo tipo. Lingüísticas. De libertad de opinión. ¡Hasta de moral! En lo que de mí dependa España será siempre una Nación de ciudadanos libres e iguales. Jamás apoyaré que un español de una ideología tenga más derechos que otro. Yo no”, sentencia.