El desempleo juvenil es más alto que el desempleo general en la mayoría de los países y ha empeorado debido a la pandemia. España tiene la tasa más alta de desempleo juvenil en la OCDE, mientras que China ha experimentado un aumento meteórico en su tasa de desempleo juvenil. Japón tiene una tasa baja debido a la disminución de la población. Las mujeres tienen mejores oportunidades laborales y están sobrerrepresentadas en sectores como la salud y el bienestar social. El seguimiento del desempleo juvenil es importante para evaluar las oportunidades económicas y prevenir disturbios civiles.
El desempleo juvenil es mucho más alto que el desempleo general en casi todos los países del mundo. Lamentablemente, las cosas solo empeoraron debido a la pandemia. Durante un tramo crucial de sus primeras carreras, los adultos jóvenes fueron excluidos de los trabajos de nivel de entrada, lo cual arruinó su capacidad de adquirir experiencia laboral y podría afectar sus ganancias a largo plazo.
Pallavi Rao y Niccolo Conte de Visual Capitalist trazan la tasa de desempleo juvenil para 37 países utilizando datos de la OCDE y la Oficina Nacional de Estadísticas de China. Ahora, después de casi tres años desde que el COVID-19 golpeara por primera vez, los adultos jóvenes en algunos países, como China, están enfrentando dificultades para encontrar trabajo.
Con casi uno de cada tres adultos jóvenes sin trabajo, España encabeza la lista del desempleo juvenil más alto de la OCDE. Aquellas personas que están desempleadas son aquellas que han informado que no tienen trabajo, están disponibles para trabajar y han tomado medidas activas para encontrar empleo en las últimas cuatro semanas. La tasa de desempleo juvenil se calcula como un porcentaje de la fuerza laboral joven.
"La falta de adultos empleados en España entre las edades de 15 a 24 años se ha atribuido a un desajuste entre las calificaciones educativas y el mercado laboral. Además, el persistente alto desempleo reportado en todos los grupos demográficos en el país se debe a la dependencia de contratos temporales y sectores estacionales, como el turismo, para generar empleos."
El gobierno ha suspendido los datos de desempleo específicos por edad para el futuro cercano debido al constante aumento del desempleo juvenil en China. La economía china está experimentando una desaceleración y la tasa de desempleo juvenil ha subido al 21,3%, lo cual representa un aumento meteórico desde mayo de 2018, cuando estaba por debajo del 10%.
En Japón, solo el 4,2% de los adultos jóvenes están desempleados, lo cual se debe principalmente a la disminución y envejecimiento de la población del país. Esta situación ha generado un mercado laboral muy competitivo. A diferencia de otros países de la OCDE, en Japón es más común que los hombres jóvenes tengan una tasa de desempleo más alta que las mujeres jóvenes.
En todos los grupos de edad en la OCDE, la tasa de desempleo es del 6,3% para las mujeres y del 6% para los hombres, lo cual contrasta con esto. Además, más mujeres jóvenes eligen la educación terciaria en comparación con los hombres jóvenes en toda la OCDE, lo que puede resultar en mejores oportunidades laborales. También es importante destacar que las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores de la salud y el bienestar social, ambos experimentando un rápido crecimiento debido al envejecimiento de la población. Esto podría facilitarles la búsqueda de empleo.
El seguimiento del desempleo juvenil es importante por varias razones. En primer lugar, sirve como indicador de las oportunidades disponibles en un país. Además, el desempleo juvenil también es crucial para evaluar las perspectivas económicas futuras. Cuando las tasas de desempleo juvenil son altas, esto puede indicar una tendencia de fuga de cerebros, ya que los jóvenes adultos se ven obligados a buscar empleo en otros lugares. Por último, es importante monitorear el aumento de los jóvenes desempleados, ya que históricamente ha habido casos en los que esto ha llevado a disturbios civiles. Por lo tanto, el seguimiento del desempleo juvenil es una métrica política significativa para identificar y supervisar la gestión gubernamental.