Por cierto, el señor Feijóo, con su falta de originalidad habitual, lo señalaba el último día de campaña. Pobre.
A lo que habría que añadir el famoso libro de Pedro Sánchez, “Manual de resistencia”, concepto aplicado en esta ocasión al conjunto de las izquierdas.
Debería plantearse como en las sagas más famosas ir escribiendo su segunda parte dedicada a estos momentos.
Y llegó el gran día, el recuento se produjo y saltó la sorpresa, en el último instante de la prórroga las izquierdas fueron capaces de meter el gol definitivo.
Los números dan para repetir gobierno de coalición progresista por muy difícil que suponga, pero no dan para lo contrario.
La sociedad de este país ha frenado, aunque sea por los pelos, la posibilidad del tremendo peligro que suponía un gobierno de la derecha extrema del PP y la extrema derecha de VOX. Un siniestro gobierno con Feijóo de presidente y Abascal de vicepresidente.
A pesar del enfado con algunas acciones del gobierno de coalición como el error cometido con la ley del “sólo sí es sí”, de las tensiones entre sus dos socios y la bronca en la izquierda a la izquierda del PSOE, a pesar de palos en las ruedas que algunos han metido los últimos tiempos, la ciudadanía progresista ha sabido estar a la altura de las circunstancias y con sus votos han sido capaces de colgar una gigantesca pancarta con el “No pasarán” de nuestros antepasados.
Antes no los pudieron frenar, pero ahora sí.
Supongo que esta noche del 23 en la que escribo estas líneas, en sus sedes, especialmente la de la calle Génova de Madrid, estará habiendo llanto y crujir de dientes, ya que daban por hecho una mayoría absoluta holgada.
Se han hartado de lanzar que iban a obtener por encima de 165 escaños, incluso cuando se les calentaba la boca mayoría absoluta, solos o en compañía de y se han quedado a medio camino.
Tengo más dudas de que eso mismo esté pasando en la puerta del Sol, donde Ayuso y su secuaz MAR ya estarán preparando la guillotina por la que pasarán las cabezas de Feijóo y los suyos como antes pasaron las de Casado y su gente.
Ver su imagen y la de Martínez Almeida alejados convenientemente de Feijóo ya lo decía todo. Estaban observando el lugar de su espalda donde clavar los puñales como Casio y Bruto a Julio César.
Algún día se escribirá el papel que MAR entrando a última hora en la campaña ha tenido en esta inesperada derrota para la derecha.
Quizás los numerosos errores cometidos durante la última semana que ha provocado la movilización del electorado progresista, tengan que mucho que ver con él.
El caso es que lo que parecía imposible en la noche depresiva del 28-M lo ha sido este 23-J. La jugada maestra de Pedro Sánchez adelantando las elecciones le ha salido, nos ha salido bien.
¿Suerte, coraje, miedo a lo que podía venir? Puede que un poco de todo.
¿A partir de ahora qué?
La patata caliente le llega al monarca Felipe VI. Feijóo se presenta con 171 apoyos para su investidura, PP, VOX, UPN y CC, mientras que Sánchez lo hace con uno más, 172, PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV, BNG.
Algunos como el propio Otegi o el BNG lo han dejado muy claro, harán lo que haga falta para que las derechas no gobiernen, otros como PNV lo piensan también y ERC no lo dice, pero la dirá.
Blanco y en botella, deberá presentar a Pedro Sánchez.
Después, como ha señalado en campaña, toca “buscar votos hasta debajo de las piedras”. Sólo que convencer a Puigdemont y su Junts, cueste lo que cueste. La alternativa terrible lo justifica sin duda.
PSOE y Sumar mientras tanto deben primero aprender de los errores cometidos para nunca más volverlos a cometer. Han salvado un match-ball pero el partido continúa.
Nada de falta de sintonía entre los socios de gobierno, nada tampoco de tensiones internas, nada de leyes lanzadas sin estar seguros de sus efectos, nada de llevar asuntos importantes como la ley de la reforma laboral sin garantizar que se tiene los votos para sacarla adelante.
Trabajar más seriamente las apariciones públicas, saber vender el producto de lo mucho que el gobierno de coalición está haciendo.
Por último, tenemos ahora una nueva legislatura para solucionar el último gran problema heredado de nuestra Transición, las tensiones centro-periferia.
Será un nuevo reto para todos construir lo que somos, un país de países, plural y plurinacional. Esta es la oportunidad que la ciudadanía nos ha dado.
Veremos…