Se pregunta si ganar las elecciones servirá para que España tenga un nuevo presidente o si Sánchez se dedicará a bloquear el Gobierno de España, algo de lo que, precisamente, el actual Ejecutivo le ha echado en cara al votar en contra de prácticamente todas sus propuestas durante la última legislatura.
Ha comentado además que Sánchez ha sido desautorizado por las máximas autoridades de la UE en supuestas declaraciones atribuidas a Von der Leyen que no han sido tales, insistiendo en el error: “Este tipo de cosas son gravísimas”.
Acusa a Sánchez y a sus ministros de “infantilismo, falta de rigor e inmadurez política”. “Que un presidente diga que lo de los peajes es falso y que la UE salga con esa claridad a desmentirlo, si me pasa a mí, no sabría dónde meterme”.
Asegura que “ha habido tantas mentiras en tan poco tiempo que la mayoría de los ministros quedan inhabilitados, desde el punto de vista ético, para cualquier cargo público”, pese a que ha sido el político al que mayor número de incongruencias se le han contado en campaña.
Considera que el objetivo de Sánchez al convocar las elecciones generales, horas después de la derrota del 28M, era “solucionar sus problemas internos de liderazgo y no tener que dar cuenta a su partido del fracaso generalizado” del PSOE en los comicios autonómicos y municipales, e insiste en que planteará una modificación de la ley electoral para que no vuelva a haber elecciones en julio y agosto, salvo supuestos de “excepcionalísima necesidad”. Algo así le debió de pasar a él mismo cuando, en pleno verano, convocó en su época elecciones en Galicia (¡maldita hemeroteca!).
Acusa al Ejecutivo de Sánchez de convertir a España en el “farolillo rojo” del crecimiento económico pese a los datos económicos reales, y denuncia las elevadas cifras de déficit y deuda pública, por lo que avanza que pedirá a las autoridades europeas que permitan al nuevo Gobierno buscar “una senda de deslizamiento hacia la consolidación fiscal” y no hacerlo de forma abrupta, una excepcionalidad española, que no Ibérica, que a priori no se entiende.
Explica que su oferta de Pactos de Estado ha sido al PSOE, no a Sánchez. “Si creyese que el PSOE no tiene remetido y que el partido sanchista ha demolido al Partido Socialista, no lo habría hecho”, asegura Feijóo, quien aboga porque el PSOE vuelva a estar “homologado” a los socialistas europeos, del que el propio Sánchez es su presidente. En definitiva, un cierre de campaña como la propia de Feijóo en las últimas semanas: incoherente, y haciendo de menos al partido que necesitará el domingo para alcanzar La Moncloa.