El autor comenta el debate a tres en RTVE de cara a las elecciones generales en España. Destaca la pregunta de Santiago Abascal sobre qué es una mujer, la falta de respuesta por parte de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, y compara esto con el momento en que Sánchez no supo responder qué es una nación. También menciona que el formato del debate no correspondía a un triángulo y critica la estrategia de confrontar directamente a Abascal en lugar de debatir con Díaz. Señala que Abascal salió relativamente ileso debido al dos contra uno, pero también cometió errores al no profundizar en temas como la okupación de viviendas. El autor concluye que el debate fue aburrido y previsible, sin grandes sorpresas ni impactos, y duda sobre la existencia de una "bomba nuclear" que se esperaba en el debate.
Hace varios lustros que no cae en mis manos “El Jueves” -la revista satírica que sale los miércoles-y por eso desconozco si mantiene la sección de “Solo hay una portada, pero teníamos más” en la que se recogían portadas alternativas a la que llevaban en cada ocasión. Y es que eso es lo que me ha pasado viendo el debate a tres en RTVE de cara a las elecciones generales del 23J, en el que no estuvo el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, que he puesto ese titular, pero tenía más.
Vamos a comenzar precisamente por ese: “¿Qué es una mujer?” Esta pregunta de Santiago Abascal (Vox) a Pedro Sánchez (PSOE) y Yolanda Díaz (Sumar) es buen ejemplo del estado a que nos ha llevado el actual gobierno liderado por el socialista Pedro Sánchez, y con Unidas Podemos o Sumar -como quieran llamarlo- como aliados. Ni Sánchez ni Díaz tuvieron respuesta, pero es que cuando ésta se la devolvió al interrogador, Abascal se limitó a decir que “Yo he preguntado primero”.
Me recordó a cuando en del debate de Primarias entre Sánchez, Susana Díaz y Patxi López, éste le pregunto al primero “¿qué es una nación Pedro?”, y Pedro no supo qué contestar.
Es decir, vivimos en un país en el que no sabemos qué es una mujer, quedándonos con la duda de si Abascal pregunto de modo retórico o porque en realidad desconocía la respuesta. Pues vamos bien.
Otro titular alternativo, como en esas portadas de El Jueves, sería “El extraño triángulo”, porque el debate a tres, en realidad debía haber sido a cuatro, y obviamente no habría sido un triángulo, pero es que tampoco se correspondía el formato con esa figura geométrica, ya que a un lado estaba Abascal, y al otro Sánchez y Díaz formando tándem. Es decir, que tampoco fue exactamente un debate a tres sino a dos “¿verdad, Yolanda?” “Sí, Pedro”.
En ese sentido es interesante fijarse cómo Sánchez se refería sistemáticamente a Díaz como “vicepresidenta” colocándola así en un papel subalterno, atribuyéndose él, y por tanto el PSOE todos los méritos. Interesante también que la estrategia de Abascal era la de confrontar directamente con Sánchez, no con Díaz que fue la más incisiva contra él, a la que solo se refirió contadamente para acusarla de comunista. O cómo la izquierda insistía en que Abascal era el representante de Alberto Núñez Feijóo, como si éste no quisiese debatir, cuando hacía apenas una semana ya había debatido cara a cara con el propio Sánchez.
Se compara esta pregunta con el momento en que Pedro Sánchez no supo responder a la pregunta de qué es una nación.
Seguimos con otro titular, y que es fruto de lo anterior, y podría resumirse en “Abascal sale vivo”, porque precisamente ese dos contra uno habría permitido aplastar al ultraderechista, pero lo dejaron escapar no forzándole a arrinconarse en sus posiciones más extremas de donde él mismo se mantuvo alejado mientras pudo. Y es que si coges a Vox y pretendes meter miedo con ellos y con lo que representan, y luego los lías con los terraplanistas y conspiranoicos, pues al final no se sabe si debemos temerles o reírnos.
La verdad es que Abascal lo tenía relativamente fácil, porque por muchas críticas que recibiese sobre su postura con el tema de la violencia machista -¿me pareció reconocer que aceptaba su existencia?- solo mencionar el resultado real de la ley del “solo sí es sí”, y la suelta de delincuentes sexuales era suficiente como para desacreditar cualquier acusación del PSOE y Sumar. Pero también estuvo corto de reflejos Abascal cuando Díaz recordó la cantidad de mujeres asesinadas por machistas en los últimos años, y lo atribuyó a las políticas de Vox ¡pero si quien gobierna es ella! Y Díaz estuvo igualmente despistada cuando Abascal aseguró que la ley contra la violencia de género no había reducido el número de víctimas, y no es cierto, ha descendido.
Abascal sorprendentemente no ahondó en el tema de la okupación de viviendas, uno de sus caballos de batalla habituales, quizá descolocado por la metedura de pata al señalar que la reforma laboral contó con el apoyo de Bildu, cuando en realidad éstos y ERC votaron en contra, como Vox y el PP (menos el equivocado Casero). Y metedura de pata de Sánchez cuando comenzó recordando que los jóvenes lo tiene difícil para alquilar o comprar ¿entonces de que ha servido la ley que han aprobado?
Se destaca la importancia de este debate en un momento clave para España, con elecciones próximas y decisiones importantes por tomar.
Y aunque habría muchos más titulares, déjenme acabar con otro muy en la línea de lo que le gusta a los lectores de El Jueves: “La bomba era un pedo”, y es que desde hace más de una semana, pero especialmente desde comienzos de ésta, algunos periódicos y algunos periodistas dejaban caer que La Moncloa había filtrado que Sánchez soltaría una “bomba nuclear” contra el gran ausente, Alberto Núñez Feijóo, en el debate, y el debate pasó, y la bomba no estalló.
¿Qué pasó con la bomba? ¿O fue solo un farol para crear expectación?
Sea como sea, el caso es que el debate fue más bien aburrido y previsible, sin grandes sorpresas ni golpes de efecto. Un debate que no creo que cambie mucho el panorama electoral, salvo quizás para los indecisos que aún no saben qué es una mujer. O un hombre. O un político. O un país.