En los Países Bajos, se ha revelado un estudio alarmante que indica que las personas con autismo y otras discapacidades intelectuales están siendo sacrificadas. Los expertos expresan su preocupación por la incapacidad de estas personas para comprender las consecuencias de sus decisiones.
Entre 2012 y 2021, se registró un número significativo de casos en los que personas sanas con discapacidades intelectuales o autismo optaron por el suicidio asistido por un médico, según investigadores de la Universidad de Kingston. En este período, se documentaron varias muertes relacionadas con esta práctica. Además, se identificó que cinco individuos menores de 30 años que eligieron esta opción mencionaron específicamente el autismo como la principal razón o un factor determinante en su decisión de poner fin a sus vidas.
Durante el período estudiado, se registró un total de 60.000 personas que optaron por la eutanasia en los Países Bajos. Como parte de las medidas de transparencia, el comité de revisión de la eutanasia del país ha puesto a disposición documentos relacionados con 900 de estos casos. La mayoría de las personas involucradas eran mayores y enfrentaban enfermedades graves como cáncer, ELA o enfermedad de Parkinson. Sin embargo, dentro de estos casos, se identificaron 39 personas con autismo o discapacidad intelectual, y de ellas, 18 eran menores de 50 años.
Parte detrás de su deseo de terminar con sus vidas fue citada por algunos de ellos como la soledad insoportable. En cuanto a ocho individuos, su deseo de morir estaba relacionado únicamente con una discapacidad intelectual, tales como la falta de estrategias de afrontamiento, la incapacidad de adaptarse al cambio o el aislamiento social.
En el informe se menciona a un joven de aproximadamente 20 años que ha experimentado infelicidad desde su infancia y sufre de acoso constante, así como dificultad para establecer vínculos con otras personas. Este joven optó por poner fin a su vida debido a la creencia de que continuar viviendo en esas condiciones era "una abominación". A raíz de esta preocupante tendencia, los expertos se plantean si la ley del país, que permite a los médicos ayudar a los pacientes suicidas proporcionándoles inyecciones letales, sigue alineada con sus intenciones originales cuando fue promulgada en 2002.
El tipo de paciente que busca un suicidio asistido por un médico ha experimentado cambios significativos en las últimas dos décadas, de acuerdo con Kasper Raus, especialista en ética de la Universidad de Gante en Bélgica, donde esta práctica es legal. En primer lugar, los Países Bajos fueron pioneros en la legalización de la eutanasia humana con el objetivo de brindar ayuda a las personas que padecen cáncer. Para poder optar por esta práctica, es necesario cumplir ciertos requisitos, como tener una enfermedad incurable que cause una cantidad "insoportable" de sufrimiento físico o mental. Sin embargo, la decisión final queda en manos del médico. Esto implica que algunos pacientes pueden reducir los requisitos si encuentran un médico dispuesto a ayudarles a morir.
El Dr. Bram Sizzo, un psiquiatra holandés, compartió su opinión sobre la preocupante tendencia. Lamentó que algunas de estas personas parecieran estar entusiasmadas con la idea de morir y creyeran que esto resolvería tanto sus problemas como los de su familia.
El director del Centro de Investigación del Autismo, Simon Baron-Cohen, expresó su preocupación por el hecho de que las personas con discapacidades intelectuales puedan no comprender completamente la decisión de acabar con su propia vida. Según él, es "inaceptable" que estas personas no reciban un mayor apoyo en lugar de ser sacrificadas. Irene Tuffrey-Wijne, especialista en cuidados paliativos de la Universidad de Kingston, planteó la siguiente pregunta: "Está claro que estas personas estaban sufriendo, pero ¿es correcto que la sociedad envíe el mensaje de que no hay otra forma de ayudarles y que es mejor estar muertos?".
Considerar a alguien lo suficientemente sano como para tomar una decisión tan importante e irreversible, como elegir la muerte como solución a problemas como la soledad o el aislamiento social, resulta difícil de imaginar. Existen legítimas preocupaciones por parte de algunos expertos acerca de desviarse peligrosamente hacia el territorio de la eugenesia al permitir que personas con enfermedades mentales elijan morir sin comprender completamente la complejidad de la situación.