En el complejo de la Zarzuela deben estar preocupados porque el día que fallezca el Emérito se acumularán las demandas de paternidad y la supuesta herencia del padre del Rey deberá ser repartida, también, entre la docena de reclamaciones de ADN que probablemente resultarán positivas.
Y es que, según me comentó una señora que en los noventa tuvo una aventura con el Borbón en Granada, este no se preocupaba por evitar embarazar a la doña, que era elegida en la fiesta correspondiente. Si el entonces apuesto Rey se fijaba en ti, discretamente eras abordada por una escolta que te invitaba a un encuentro privado con su majestad, y en la mayoría de las ocasiones la dama estaba encantada de añadir a todo un monarca en las muescas de su cinturón sexual.
Además, algunas damas estaban intrigadas por lo que él podía ofrecer en el dormitorio. Y parece que sí sorprendía, ya que era todo un experto en hacerlas gozar. Según el comentario de una dama, Juan Carlos le hizo cosas que ni su marido se atrevía a hacer, porque ella estaba casada, claro.
Pues algunas de estas damas, que pasaron por el entonces Rey Juan Carlos I, acogieron la semilla del monarca en época fértil y quedaron embarazadas. Algunas han guardado en secreto la paternidad del hijo o la hija, pero otras lo han comentado y no se han atrevido a iniciar una demanda de reconocimiento de paternidad. En la época en que reinaba, ya saben, la inmunidad le protegía. Ahora, o es tarde o es el momento. Veremos, porque heredar del difunto Rey puede ser un atractivo, precisamente cuando la economía en España parece alcanzar cotas insoportables. Seguro que alguna de las cinco mil damas que según el coronel Martínez Inglés han tenido relación con el Emérito nos dará la sorpresa.