Por DAVID ROMÁN.- Yo tenía mucho aprecio por
Credit Suisse, pero Deutsche Bank es otra cosa. La posibilidad de que este venerable banco alemán lleno de criminales incompetentes y con un importante elemento cómico colapse es un peligro real para las economías europeas, como ya avisé la semana pasada.
La clave aquí es que si Deutsche, sinónimo de la gran empresa alemana, cae, cualquiera puede caer. Como escribe el Wall Street Journal, aunque los problemas de Deutsche Bank no se parecen ni a los de Credit Suisse (largo deterioro de las operaciones en un entorno competitivo) ni a los de Silicon Valley Bank (excesiva exposición al mercado bajista de bonos), el banco sigue siendo vulnerable:
Las acciones de la entidad alemana cayeron alrededor de un 9% el viernes en una señal de que las preocupaciones sobre los bancos europeos se están extendiendo más allá de Credit Suisse. Deutsche Bank podría estar en el punto de mira por la misma razón que Credit Suisse hasta su rescate a precio reducido por parte de UBS el fin de semana anterior: los inversores se preguntan quién podría ser el próximo.
Un factor relacionado es el mercado de deuda junior de Europa, que está nervioso después de que el regulador suizo decidiera cancelar los llamados bonos de "rescate interno" AT1 de Credit Suisse. Los valores de todo el sector se han rebajado, lo que implica mayores costes de financiación en el futuro. Otras acciones bancarias también cayeron el viernes, aunque menos: Barclays y BNP Paribas bajaron aproximadamente un 4% y un 5%, respectivamente. Deutsche Bank ofreció redimir un bono junior el viernes a su valor nominal en un aparente esfuerzo por reforzar la confianza.
Los AT1, o CoCos como se prefieren llamar en España, son un componente clave del capital de la banca española. Son bonos perpetuos que dan rentabilidad hasta que son redimidos por el emisor, pero tienen la característica particular de ser completamente anulado en caso de que el banco sea rescatado, dejando a los inversores con un palmo de narices. Así que ojo.
Los swaps de incumplimiento crediticio de Deutsche Bank (CDS, que miden la posibilidad de que el banco cometa un impago y funcionan como seguros en tal sentido) aumentaron el jueves a niveles vistos por última vez al comienzo de la pandemia de Covid-19. Esto tiene sentido de una manera circular: los acreedores preocupados aumentan los costos de financiamiento de Deutsche Bank y hacen que las contrapartes de la banca de inversión sean más reacias a lidiar con ese tema. Es una dinámica diferente a la espiral viciosa de salida de activos de Credit Suisse, pero sigue siendo peligrosa para la empresa alemana.
Deutsche Bank tampoco está completamente sano. Una relación coste-ingreso del 75 % en 2022, aunque mejor que el 85% de 2021, estuvo por encima del promedio europeo: en el tercer trimestre del año pasado, las grandes entidades controladas por el Banco Central Europeo tenían una relación de aproximadamente el 61%. El negocio "central" de Deutsche Bank parece más fuerte, pero sus números generales se ven arrastrados por su "unidad de liberación de capital", el banco malo que creó en 2019 para liquidar activos no deseados. Su apalancamiento, medido por los activos totales frente al capital, también sigue siendo alto.
Estas debilidades, incluso cuando Deutsche Bank ha emergido de sus días de crisis, han contribuido a un descuento persistente en el precio de las acciones. Después de los movimientos del viernes, las acciones cotizan por solo el 32% de su valor contable tangible, en comparación con el 45% y el 62% de Barclays y BNP Paribas, respectivamente. En un sector en el que un mercado nervioso puede convertir una valoración baja en una profecía autocumplida, los viejos problemas de Deutsche Bank están volviendo como fantasmas del pasado.
El párrafo clave del artículo, sin embargo, es éste:
Hace unos años, el principal banco de Alemania era la oveja negra de la banca europea, pero ahora está en mejor forma. Su beneficio neto de US$ 6.100 millones el año pasado fue el más alto desde 2007 y contrasta con casi US$8.000 millones en pérdidas netas en Credit Suisse. Deutsche Bank se está beneficiando del aumento de los tipos de interés, después de mucho tiempo con tipos en efecto negativos. El margen de intermediación, la diferencia entre el dinero que gana con los préstamos y el costo de pagar a los depositantes, aumentó un 39% el año pasado en su división de préstamos corporativos básicos. Los índices de capital y liquidez se mantuvieron sólidos al cierre del año.
¿Qué quiere decir el Journal con “oveja negra de la banca europea”? Lo que quiere decir es que del Deutsche Bank sospecha todo el mundo, porque le han visto hacer el tonto demasiado. Este banco era antaño un paradigma de seriedad alemana, pero hace un par de décadas decidió ser más moderno, más USA, más de jets y fiestas privadas, y se metió en negocios de banca de inversión y gestión de patrimonios que normalmente eran coto de entidades con menos tolerancia para, digamos, el no estricto cumplimiento de la letra de la ley. Esto lo escribí en 2021:
Este pasado enero, aceptó pagar millones de euros en multas por múltiples sobornos a funcionarios y conseguidores en varios países, notablemente príncipes saudíes y un juez italiano de un tribunal de derecho administrativo. Hace sólo cinco meses, copó muchos de los grandes titulares del mega-escándalo bancario FinCen, al ocupar el puesto número uno en transacciones sospechosas de ilegalidad.
Y todo esto no pude compararse con ese banquero de Deutsche que trataba al mismo tiempo con Donald Trump y además con el famoso pedófilo espía/multimillonario/comisionista/chantajista Jeffrey Epstein; y, oigan, que ese mismo banquero precisamente se suicidó unos pocos meses después de que el propio Esptein se suicidara en prisión, con las cámaras de su celda sin funcionar. No me digan que no tienen ganas de poner comillas alrededor de esos usos del verbo “suicidar”.
En enero de 2017, Deutsche Bank tuvo a bien aceptar su culpa en el colapso inmobiliario en EEUU que hizo tanto por profundizar la crisis de 2008, en una confesión con el Departamento de Justicia (acompañado de multa, claro), que nos lleva a la raíz del problema Deutsche, como explicó mi ex colega de Bloomberg New Matt Levine: "la historia de Deutsche, como cada historia de cada banco metido en el tema de las hipotecas, en realidad era más una historia de estar haciendo lo que hacían todos los demás, de ir adonde fuera la gente popular del cole”.
La gente que sabe de banca no se fía. Puede que Deutsche ya no esté pringado en pufos demasiado grandes, pero a veces al drogadicto en rehabilitación le corresponde demostrar que no tiene una bolsita de cocaína escondida debajo del fregadero. A ver si le da tiempo, porque los mercados financieros se mueven rápido.