Abascal explicaba su acuerdo con la atracción de riqueza y con que compren viviendas en España, pero «no en mejores condiciones fiscales que los españoles». Porque la Ley que el PP de Ayuso proponía que mientras los españoles, o las personas que llevan años viviendo en España y trabajando aquí, tienen que pagar un 20% de impuestos en la compra de una vivienda, los extranjeros no paguen nada.
Es decir, si un español, residente en Madrid, se compra una vivienda de 300.000 euros, pagaría el 20% de impuestos y la Comunidad de Madrid no le devolvería nada. Sin embargo, si la compra la realizara un extranjero, la comunidad le devolvería 60.000 euros.
De modo que «no se trata de no rebajar impuestos a los extranjeros, sino de que los españoles dispongan de, como mínimo, la misma rebaja fiscal».