Esta semana fue diferente. Siempre cuando me siento frente a la computadora para escribir mi semanal comentario in mente varios temas que pueden ser el centro del mismo, sobre la marcha opto por alguno de ellos o por uno nuevo que en ése momento se me ilumine, pero desde que los Papeles de Panamá recibieron el Premio Pulitzer para mí ya estaba claro cuál sería la temática semanal.
Lo primero que hice al recibir la noticia sobre el merecido premio fue levantar el teléfono para saludar y felicitar a dos amigos periodistas que mucho trabajaron en el tema, a través de ellos a todos aquellos que con honestidad pusieron alma, corazón y vida, de allí en más, en esto también, independientemente a las loables voluntades personales de muchos de ellos las fuerzas del “ mercado “ hacen lo suyo.
A pesar que nada es desconocido en el mundo financiero, todos conocen todo, hizo falta que aparecieran la lista Falciani y luego hace pocos más de un año los Papeles de Panamá para que algo comenzara a salir a la superficie, las conexiones entre corrupción, blanqueos y las amnistías fiscales, lo que para muchos llamaron el triángulo de Panamá. Por una parte, la persona que constituye una sociedad offshore en Panamá, habitualmente con testaferros que los propios despachos jurídicos disponen, sólo puede tener la intención de ocultar la titularidad de su dinero, sus intenciones varias, evadir impuestos, ocultar el origen delictivo del dinero, ejemplo corrupción, o ponerlos lejos del alcance de acreedores. No hay muchas más posibilidades, y todo esto tiene poco de inocente y casi nada de legal.
Pero tan inquietante como leer los nombres de los pocos más de 130 mil registrados en la lista Falciani como los 11.5 millones de documentos que desvelan información oculta de 214.488 entidades offshore aparecidos en los Papeles de Panamá es saber que muchos otros, seguramente la gran mayoría, no han transcendido, porque han tenido la suerte de recurrir a despachos distintos que la del bufete Mossack Fonseca. Nunca hemos tenido tanto acceso a la información, pero nunca hemos estado tan sometidos a la manipulación, a la simplificación y a la mentira.
Panamá compite por el privilegio de ser uno de los países con mayor densidad de abogados y despachos jurídicos en proporción a su población, junto a los casi 180 diferentes bancos que bajo diferentes niveles de autorizaciones allí operan es la indicación clara que todos trabajan para el mercado exterior, la exportación de servicios financieros, todos compiten ofreciendo lo mismo, lo que saltó con Mossack Fonseca es solo una pequeña muestra a la que hay que multiplicarla muchísimas veces, al día de hoy después que las aguas se tranquilizaran nada ha cambiado, sin ofrecerlos no tienen posibilidad alguna de supervivencia, es el menú básico de los muchos servicios que brindan, la diferencia entre ellos está en cómo los presentan y los venden, el lujo y la ostentación de muchos de esos despachos es parte del marketing comercial.
Mucho hablo y discuto sobre el tema Falciani, Papeles de Panamá y Odebrecht, los por ahora 3 famosos nombres que hacen a la corrupción, seguramente no pasará mucho tiempo para que incorporen otros nombres a nuevos lanzamientos periodísticos que hacen a lo mismo, todos tienen y tendrán un mismo origen, aparecen, llegan a la prensa porque no existe nada ni nadie que pueda garantizar inmunidad y garantía absoluta contra venganzas personales de alguien del riñón y contra los fallos informáticos, mientras tanto muchas empresas israelíes especializadas en seguridad informática que de urgencia fueron contratadas facturaron millones de dólares.
La gran cantidad de información puesta a disposición del público, todo lo que ingresa por la parte amplia del embudo sale por el otro lado a cuenta gota, filtrados, seleccionados y censurados por los grandes medios de comunicación que la concentran con claras intenciones para que trasciendan solamente las menos importantes, hacer un aparente ruido sin afectar a lo principal, todavía son ellos que, como se dice en Argentina, “tienen la sartén por el mango y el mango también”, el poder en sus manos que en Latino América las nuevas tecnologías diluyen más lentamente, poco pueden hacer los periodistas que en ellos trabajan.
No hay duda que la toma de estado público de todos éstos éxitos informativos crearon una sensación que algo está cambiando, que la invulnerabilidad no está garantizada, que la aparente tierra firme sobre la que estaban apoyados comienza a moverse, fue lo que ayudó a que muchos países mejoraran sus respectivas recaudaciones impositivas, en la toma de decisiones es una cuestión de conveniencia que cada uno analiza en forma diferente, pero las fugas de capitales no se detuvieron, parece ser que en las balanzas mucho influyen la pesadez de movimientos de los responsables y recaudadores fiscales en cada país, muchos de ellos no profesionales sino instrumentos politizados.
Pero al fin son esas persecuciones y guerras políticas los que sacan a la luz encumbrados nombres como parte de algunos de esos entramados financieros internacionales, generalmente la campaña contra ellos comienza cuando dicho nombre es publicado intencionalmente en primer lugar en algún medio fuera del propio país del político, superado el bloqueo luego el rebote resulta ya mucho más simple para que el ruido se expanda.
Argentina, hoy en plena campaña electoral, es un claro ejemplo. Los Papeles de Panamá fueron los impulsores para que el reciente blanqueo de capitales resultara un éxito de recaudación, el miedo es el mejor agente recaudador, fue un regalo del cielo para lograr tranquilidad fiscal en un año clave, pero son los mismos Papeles de Panamá junto a la aún caja de Pandora que se llama Odedrecht quienes pueden generar los mayores dolores de cabeza al Presidente Macri y a su equipo más cercano, contra ellos será artillería pesada con muchas esquirlas.
Cara y cruz de la misma moneda.Hasta la próximaDr Israel RabinowiczIsrael[email protected]Facebook :
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