Siria en clave de Washington

El ataque de EEUU, a una base siria, en represalia por un ataque de armas químicas contra población civil, puede leerse en clave interna, lo que parece especialmente relevante en este caso.

Señalado por los que le acusan de connivencia con el régimen de Putin, Donald Trump ha encontrado en este caso una válvula de escape, con diversas funciones.

En primer lugar, marca distancias con sus críticos y realiza el primer ataque aéreo, de su mandato, contra un aliado clave de Rusia. Incontestable el motivo: un crimen de guerra contra civiles desarmados.

Pero olvidemos que ha habido decenas de denuncias, de ataques similares, en el conflicto sirio en las que todas las partes (Gobierno de Assad, Estado Islámico, diversas facciones islamistas, rebeldes contra Damasco...) han sido acusados y acusadores sin que hubiera respuesta especial alguna. Sin embargo, este ataque fue ampliamente difundido y denunciado por los medios de comunicación norteamericanos, mientras dimitía un asesor presidencial, precisamente, por su parcialidad prorrusa.

Parece claro -también- que Moscú recibió algún tipo de aviso porque sus tropas en Siria no fueron puestas en alerta, tras ese ataque y la respuesta rusa no pasó de pequeñas protestas formales y el anuncio de su veto, ya común, a cualquier condena a Assad en la ONU.

Trump ha conseguido escenificar su distancia de Putin, diluir la proximidad de algunos de sus asesores al Kremlin, aparecer como el único líder que responde a un crimen de lesa humanidad y proyectar una imagen de presidente decidido y con capacidad de ejecución.

Todo ventajas,