En estos días se han revelado varios escándalos dentro de la Iglesia. Esto nos ha permitido ver cómo el Vaticano responde a los sucesos, independientemente de quién sea el protagonista o qué institución esté involucrada.
Durante los últimos días, hemos presenciado el caso inusual de la expulsión del sacerdocio de Frank Pavone, un sacerdote estadounidense conocido por ser una voz pro-vida importante dentro de la Iglesia. Esto ha llevado a algunos a sospechar que en el Vaticano no son muy amigos del derecho o bien existe una ignorancia supina.
La decisión radical del Papa de secularizar a un cura, conocido por su buena doctrina y defensa de la vida, ha dejado a muchos preguntándose el motivo. Lo más sorprendente es que no hay posibilidad de apelar. El nuncio papal anunció que el Prefecto del Dicasterio para el Clero, encargado de los sacerdotes en el Vaticano, dijo que "no hay posibilidad de apelación" de la decisión.
Los canonistas de Estados Unidos han emitido una advertencia frente a esta violación. Es significativo que el propio Pavone se enterara de la decisión por la prensa, lo cual nos lleva a pensar en la deficiente manera en que Roma ha manejado este tema. ¿Cómo es posible que la persona afectada no estuviera al tanto de un asunto tan importante que le cambiaría la vida? ¿Cómo es posible que ni siquiera se le otorgue la oportunidad de defenderse o expresar su punto de vista? La dureza y determinación mostrada por la Santa Sede hacia algunos resulta incomprensible e intimidante para muchos católicos.
El caso Rupnik se ha vuelto cada vez más notorio a medida que el propio implicado guarda un silencio cómplice. Como resultado, algunos de los jesuitas más prominentes han tenido que salir a la luz para pedir disculpas y condenar la conducta del "artista" jesuita.
"Roma calla", sin embargo, alguien tendrá que dar una explicación sobre por qué se aplicó y luego se retiró la excomunión. ¿Se juzgará con mayor rigor un acto de desobediencia -que es lo que acusan a Pavone- que un caso de abuso sexual y abuso de poder como el de Rupnik? Parece que sí. Al primero se le expulsó del sacerdocio y al segundo se le retiró la excomunión.
¿Cuál será la legitimidad de Roma para criticar los abusos si luego sus acciones no coinciden con sus palabras? Esto es desalentador, por lo menos.
En relación al caso de Pavone, hay una conexión con un tema que ha generado gran polémica y muchas preguntas en España. Nos referimos al abuso del derecho. Recientemente hemos visto cómo el Gobierno de la nación intentó atacar el Estado de Derecho, pero eso no es lo que pretendíamos destacar.
El Papa Francisco decidió involucrarse personalmente en el "Caso Gaztelueta". El Pontífice decidió ignorar un principio fundamental del derecho universal, el de la irretroactividad, solo para este caso. Esto supone saltarse tanto el derecho civil como el derecho canónico para juzgar este caso de acuerdo con sus propios intereses, o quizás los intereses de quienes le asesoran.
En estos tiempos, el derecho parece ser un obstáculo en el Vaticano, dependiendo de para qué. Algunas personas son juzgadas con demasiada severidad, mientras que otras son perdonadas a pesar de estar implicadas en casos de abuso. Para otros, se modifica el derecho "ad hoc" para obtener el resultado deseado desde un principio.
¿Existe alguien dentro del Vaticano que sea capaz de restaurar el orden, y acabar con las inconsistencias y abusos? Lo descubriremos pronto.
Si (
No(
Traductor
