El sacerdote esloveno Marko Rupnik, de 68 años, ha sido puesto en el ojo del huracán tras descubrirse que abusó sexual y psicológicamente de una veintena de monjas durante la década de los noventa. Esto ha causado un gran impacto tanto en la Compañía de Jesús como en el Vaticano, ya que fue excomulgado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe -encargado de perseguir los abusos sexuales- en el 2020. Sin embargo, menos de un mes más tarde se levantó esta condena sin que se conozcan los motivos exactos detrás de esta decisión. Aunque no se sabe si fue algo solicitado. “No me dejó marchar. Me dijo que si no accedía a sus deseos, me mataría”.
Una de las víctimas relató que el acusado la obligó a ver cine pornográfico y le sugirió realizar un trío con otra religiosa. Ella afirmó que el acusado le dijo "que si no cumplía con sus deseos, la mataría".
La Curia Generalicia de los Jesuitas ha confirmado que se han iniciado dos procedimientos en relación con el padre Rupnik. El primero está relacionado con un asunto "relacionado con el sacramento de la confesión", considerado como uno de los delitos más graves que puede cometer un cura. El segundo procedimiento se refiere a los abusos cometidos por el padre Rupnik contra varias mujeres de la Comunidad de Loyola. Esta información salió a la luz después de que algunos medios italianos publicaran las denuncias de las víctimas. por el propio Rupnik o por alguna autoridad superior, esto ha generado un gran debate entre los críticos de la Iglesia Católica.
Esta decisión ha sido muy criticada por muchos, quienes ven en ella una muestra de impunidad y falta de justicia para las víctimas del sacerdote. Muchos han señalado que el Vaticano no está tomando en serio los abusos sexuales cometidos por sus miembros y que, al levantar la excomunión sin explicaciones, está dando un mensaje a todos aquellos que han sufrido abusos por parte de miembros de la Iglesia: que sus voces no serán escuchadas y que no hay justicia para ellos.
Sin embargo, otros han argumentado que la decisión de levantar la excomunión es una señal de esperanza para aquellos que han sido víctimas de abuso por parte de miembros de la Iglesia. Estos argumentan que al levantar la excomunión, el Vaticano está reconociendo el hecho de que los abusos sexuales no son aceptables y que está tomando medidas para prevenir futuros abusos. Esto les da a las víctimas una sensación de justicia y validación, lo cual puede ayudarlas a sanar y avanzar en su proceso de curación.
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