Las primeras maniobras conjuntas de Rusia y China en el Mediterráneo, que han comenzado el domingo 17 de mayo bajo el nombre de “Interacción 2015”, representan el primer envite de ambas potencias para disputar la hegemonía de Estados Unidos en un mar vital para Europa, y en plena crisis de refugiados que huyen de las guerras de Siria y Libia.
Los ejercicios navales de una decena de buques de las Armadas de China y Rusia durante cinco días (17-21 de mayo)en aguas del Mediterráneo tiene por objetivo quela opinión pública mundial, y sobre todo europea, visualice el acuerdo militar de carácter geoestratégico entre el gigante asiático y la Rusia de Putin.
El lanzamisiles “Moskvá”, buque insignia de la flota rusa, al frente de una agrupación naval ha entrado en el Mediterráneo procedente de la base de Sebastopol (Crimea). En los ejercicios participan, según el Estado Mayor de la Flota del mar Negro, una decena de buques rusos y chinos.
Moscú ha anunciado que modernizará y ampliará la flota del mar Negro con 50 nuevos buques hasta 2020; entre ellos 6 submarinos, el arma naval más furtiva y temida.
Estas maniobras se producen en un momento de tensión extrema entre Estados Unidos y Rusia por la crisis de Ucrania, que aumentó un peldaño más la pasada semana tras el anuncio por parte del secretario general de la OTAN de realizar en septiembre importantes maniobras en territorio ucraniano.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, y el vicepresidente del Consejo Militar Central de China, Fan Changlong anunciaron tras una reunión en la que pusieron al día su alianza militar, la necesidad de acabar «con la práctica de doble rasero y afirmar unas relaciones equitativas y de beneficio mutuo», en alusión al predominio de Estados Unidos.
En la misma sintonía, parlamentarios oficialistas rusos han manifestado en los últimos días que el fortalecimiento de la flota “es un gran desafío para aquellos que se consideraban dueños de los mares Negro y Mediterráneo” y reconocen “haber recuperado el control sobre el mar Negro y el Mediterráneo”.
Las maniobras representan un claro envite a Estados Unidos que con la VI Flota y el apoyo de las agrupaciones navales permanentes de la OTAN, ha mantenido la hegemonía en las aguas mediterráneas desde la caída del bloque soviético.
No pasa desapercibido la coincidencia de los ejercicios navales chino-rusos con la oleada de miles de refugiados que huyen de Siria y Libia en destartalados barcos fletados por mafias para alcanzar las costas europeas. Esta presión migratoria ha puesto contra las cuerdas a las instituciones de la UE que se ven desbordadas para atajarla.