Alberto Núñez Feijóo critica que “frente al imperialismo ruso, el Gobierno se rompa” a cuenta de la votación de la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN y lo atribuye a que una parte del Ejecutivo se opone a nuestro modelo de convivencia y defensa. “La mejor crítica que se le puede hacer al Gobierno es una buena crónica”, afirma.
Subraya que la revisión del PIB del INE conocida ayer acredita que la economía se hundió “estrepitosamente” en la pandemia y advierte de que no recuperaremos el nivel de riqueza nacional de 2019 hasta bien entrado el 2023.
Además, considera que el Gobierno lejos de ser una “caja de fuentes limpias de información” sobre la previsión económica se ha convertido en una “caja de manipulaciones”, aludiendo a la disparidad entre las estimaciones el Ejecutivo y del resto de entidades económicas públicas y privadas.
“Cuando interesa más lo que diga el Banco de España que el Ministerio, hay un problema de credibilidad del Gobierno”, afirma.
Censura el “desdén” del Ejecutivo hacia la propuestas energéticas del PP porque si bien no son “fórmulas mágicas” han sido elaboradas elaboradas por expertos en energía y hacienda pública.
El dirigente popular rechaza que el Gobierno aborde la energía desde la ideología y no desde la tecnología y alerta de que España prescindirá de térmicas y nucleares que generan el 34% de nuestra energía sin tener otras alternativas de producción.
Por ello, insta al sector público a presentar un plan de ahorro energético de obligado cumplimiento porque esa energía la pagan consumidores y empresas con sus impuestos.
Alerta también sobre el “especial desorden” de las finanzas públicas de España que ha aumentado su deuda pública en 320.000 millones de euros desde el 2018, a razón de 210 millones diarios.
Afirma que “cuando un político gana las elecciones y se sienta en el despacho ha de saber gobernar”, y celebra que la democracia permita además de elegir al Gobierno, poder cambiarlo.
Feijóo destaca que “no hay un país que vaya bien cuando la economía va mal” por lo que sitúa el objetivo en acabar con la pobreza y no con la riqueza, a la par que elogia la labor de las empresas y su contribución a la sociedad porque son el pilar de nuestra economía en tanto en cuanto generan riqueza y lamenta la “moda” de arremeter contra ellas.
Lamenta el “intervencionismo” del Gobierno en el CGPJ y le achaca aprobar una ley que sabe que es inconstitucional y que “tensiona aún más” al órgano de gobierno de los jueces y propone alcanzar un Pacto Nacional por el Agua e invertir más en infraestructuras hidráulicas y no tanto en las viarias y ferroviarias porque aportarían mucho más a nuestra economía.