Quien se piense que la supuesta cesión del Sáhara a Marruecos -si es que una persona, por muy presidente de gobierno que sea, tiene la legitimidad suficiente para ello-, se hace gratis, es un ingenuo.
Antes de la Marcha Verde, en noviembre de 1975, con Franco agonizando, algún parlamentario español, miembro de las Cortes, como el Jatri Yumani -Jatri uld Said uld Yumani, Procurador en Cortes designado desde el 13 de julio de 1963 por los representantes del Cabildo Provincial de Sahara-, pidió que la administración le adelantara la paga de diciembre y la extra de Navidad. Tomó un vuelo de Iberia a El Aaiún y, acompañado de otros notables como Feidul Ali Derham y Ahmed Derhem, marchron a Marruecos.
Jatri se presentó en una ceremonia en el Palacio Real de Agadir donde rindió pleitesía y sumisión al rey Hassan II, quien la acepta tras considerarle como el auténtico representante del pueblo saharaui. Al clan Yumani se le concedió controlar la pesca y ganadería del territorio…
Otro que no perdió el tiempo fue el príncipe Juan Carlos de Borbón, que acordó la entrega del Sáhara español a Hassán II a cambio de que le reconociera como futuro rey de España, con la connivencia de Estados Unidos. A partir de aquellas fechas, Marruecos se convirtió en el primer productor del mundo de fosfatos que estaban bajo el suelo saharaui.
Ahora ha sido una carta de Pedro Sánchez reconociendo que el Sáhara es de Marruecos, más o menos, cuando se ha sabido que bajo el suelo del desierto se halla una gran bolsa de gas y petróleo cuya prospección ya se ha concedido a una gran multinacional británica.
En teoría, según Naciones Unidas, Marruecos no debería explotar yacimientos de un territorio que no le pertenece. Pero ya se sabe que la jurisdicción internacional se aplica según le venga bien a los Estados Unidos de América.
Si alguien se cree que Sánchez lo hace gratis, es un ingenuo. Ahí lo dejo.
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