La muy larga sombra de Rita Barberá
martes 15 de marzo de 2016, 07:53h
Va ser un dolor constante en el inmediato futuro del Partido Popular. La ex alcaldesa de Valencia está blindada en el Senado y cualquier actuación judicial contra ella debe pasar por su aforamiento. En la sede central de los populares ya no saben qué contestar a las preguntas recurrentes de los periodistas sobre Rita Barberá.
La mujer que mejor representaba a la derecha en la Comunidad Valenciana se niega a dimitir y menos aún a admitir algún tipo de responsabilidad en las finanzas negras del partido en su territorio. Y con esa carga es muy difícil pactar, negociar y mucho menos plantearse una futura lista electoral para finales de junio. Barberá se mantendrá en el Senado pase lo que pase, y mucha debe ser su fuerza, muy buenas deben ser las cartas que tiene en sus manos, para que la dirección del partido no se atreva a exigirle su renuncia y se pase todo el tiempo tirando balones fuera.
La ex alcaldesa infunde miedo. No hay otra explicación. Por mucho menos se han abierto expedientes -sin ir más lejos el reciente a Ignacio González- o se han expulsado a militantes. Su alargada sombra llega desde Valencia a Madrid y coloca a Mariano Rajoy y a Dolores Cospedal en la tesitura de predicar con el ejemplo o refugiarse en el gastado discurso de la culpabilidad y la condena para tomar medidas y no antes.
Así cómo se va a exigir a los adversarios que cumplan con la firmeza y diligencia que uno no practica. Sánchez les está esperando. Rivera les está esperando. Iglesias renueva sus argumentos, al igual que Compromís. Imposible la regeneración del PP valenciano con Rita por medio.
No se trata a estas alturas de declararle culpable judicial, pero sí demandarle responsabilidad política. La mejor defensa que puede hacer de su partido y de ella misma es la renuncia voluntaria a su puesto en el Senado y su total disposición a aclarar en los tribunales su actuación en las operaciones que atenazan a los que fueron sus segundos en el Ayuntamiento y sus compañeros en la Administración autonómica.
El PP puede esperar a que se celebren nuevas elecciones dentro de tres meses y no ponerla en las listas. Si se produce esa circunstancia se comprobará hasta qué punto las bazas, los ases que Barberá guarda en sus mangas representan un desafío a la dirección nacional.