Democracia para qué. Se hace lo que digo yo
miércoles 27 de octubre de 2021, 22:09h
Hace muchos años, un tirano asesino llamado Lenin, que mandaba en el país más extenso de este planeta, llego a decir aquello de “Libertad. ¿Para qué?”, y así imponía su criterio por encima de toda regla democrática.
Democracia es una palabra de origen griego, ya que estos fueron los que inventaron lo del gobierno del pueblo, es decir que es cosa de hace años que mejor o peor, como anhelo del ciudadano, ha perdurado. Luego vino Montesquieu en el siglo XVIII y le dio forma de gobierno bajo la batuta de la equivalencia y el equilibrio entre los tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, con la única y exclusiva finalidad de dar forma al gobierno del pueblo que ya anhelaban los griegos.
Un gobierno será democrático, o por mejor decir, más democrático cuanto más de acerca al funcionamiento correcto y equilibrado de los tres poderes, considerando una felonía el que uno de los mismos se superponga sobre los otros, obviándolos o simplemente pasando de ellos, aun cuando como es el caso del legislativo sea el principio de la participación del pueblo.
Así, cuando un poder, pongamos el ejecutivo se sobrepone sobre los demás, se instalan las tiranías, basadas en sus demagogias y en sus “aquí se hace esto porque lo digo yo”, y se da lugar al mayor fracaso democrático y a la mas reprobable de las conductas políticas.
Dicho todo esto, porque se acaba de conocer que el Tribunal Constitucional ha dejado nulo el segundo estado de alarma decretado por el inquilino de la Moncloa en base a su manera de hacer las cosas decisión que prorroga meses y meses un base a sus encantos.
Ya con ocasión del primer estado de alarma. El T.C. se pronunció en el sentido de que carecía de valor y efecto legal alguno, ya que incluso se tienen que devolver las sanciones impuestas por e incumplimiento del mismo, en una sentencia dictada hace unos meses. Y si ahora viene la segunda sentencia, sobre el segundo estado de alarma en idénticos términos, solamente cabe considerar que nos encontramos ante una conducta reincidente, como sucede con los delitos.
Y ello, porque no se trata de una decisión del Alto Tribunal, basada en un error de forma o de valoración de situación, sino que se basa principalmente en el hecho de que el ejecutivo con el monclovita a la cabeza, y por su cabeza no cabía otra decisión que esa, y así evitaba el control democrático del Parlamento, poder legislativo como hemos dicho.
El poder legislativo le importa un pimiento, solo lo usa para articular los presupuestos, de los que hablaremos mas adelante, y poco más, pero en cuestiones tan importantes como es la limitación de los derechos fundamentales y libertades publicas de los españoles, na de na.
Con ello, ni da explicaciones sobre la medida, sobre como son los efectos conseguidos desde su instauración y demás “pequeñas circunstancias” que pudieran surgir o a ver surgido. Se evita dar voz a la oposición y a los compañeros de alcoba, se evita en definitiva la voz del pueblo, y se hace lo que le apetece, imponer su criterio, ya sea en el uso del avión Falcon, como de los fondos públicos destinados para ello, sin dar explicaciones de nada.
Ahora nos vendrán diciendo que es una venganza de los jueces y de los Tribunales, cuando los españolitos de a pie sabemos que la única pretensión del nuevo dictador es la de gobernar porque yo quiero y hago lo que quiero, incluso contra los propios socios de gobierno, como vemos con la reforma laboral. Parece que no se pueden explicar las razones del choque de trenes, y así aparece solo la voluntad de lo que a él le dá la gana.
Que no nos engañen, le han tirado abajo los estados de alarma porque no ha tenido en cuenta al Parlamento, diga lo que diga, que lo dirá y echara las culpas a quien sea, pero el no, el es divino y no se equivoca.
Otro aspecto propio de esta conducta dictatorial es el empeño de sacar adelante por sus deseos, unos presupuestos generales del estado que como ya se ha dicho, nacen muertos y son papel mojado.
Y esto no es porque lo diga la oposición, sino porque es la misma consecuencia que sacaría un alumno de primero de económicas. Los presupuestos son el listado de ingresos y gastos del Estado, como todos sabemos, y como consecuencia de ello es importante fijar bien los ingresos para hacer frente a todos los gastos, incluyendo incluso un porcentaje de deuda, para el caso de pasarse en los gastos, pero deuda pública de carácter moderado.
Estos presupuestos se hicieron basándose unos ingresos derivados de los impuestos que pagamos los españoles conforme a la actividad que desarrollamos, actividad que genera unos beneficios denominados Producto Interior Bruto.
Si me equivoco en el cálculo del PIB y los ingresos que obtengo son menores, pues tendré que acudir a la deuda pública, que también habrá de pagarse o a otras formas de financiación, todo ello a costa del ciudadano.
Se podrían recortar los gastos, pero es imposible con un socio de gobierno como la banda podemita, sea quien sea su cabeza, que se encargo de establecer el riego a manta de sus protegidos, y no creo que estén dispuestos a ceder gastos, y el monclovita a que no le apoyen en la aprobatura de los presupuestos.
Y así esta la cosa, tenemos previstos unos gastos que no podemos pagar, lo que conocemos desde el principio, antes de aprobarse los presupuestos, pero nada importa con tal de haya votos para seguir con el Falcon, la Marata y Doñana, y algún viaje a La Palma, por la tragedia del volcán, pero siempre con los bolsillos vacíos.
Y seguro que, cediendo con los periféricos catalanes y vascos, con los demagogos podemitas y algún otro que se acerque, incluso, y esto es el colmo de la gobernanza sin vergüenza ni dignidad, sin importarle mancharse las manos de sangre de víctimas del terrorismo, con el apoyo de Bildu-Eta a cambio de libertad para presos asesinos, así conseguirá que le aprueben los presupuestos.
Esperemos, sin mucha confianza, eso sí, que Europa ponga fin a tal desatino e impida con la retención de fondos de ayuda a España, aun cuando esto es muy perjudicial para el pueblo que puede ver desabastecidas las tiendas, sin transporte ni calefacción en este invierno.
Y no nos quedara más solución que volver al pueblo, aun cuando no sabemos por dónde, ya que la carretera vieja que había la transformaron en autovía y desapareció, y ahora nos harán pagar por la única vía para llegar al destino, aunque de esto hablaremos otro día, ya que con estos presupuestos, lo mismo nos ponen un Falcon a cada uno y un aeropuerto en cada pueblo dentro del plan de empleo rural que ideo el fantasioso del zapatitos.
Las cosas son así, así las veo y así se las cuento.