La lengua como instrumento de sedicción
viernes 24 de septiembre de 2021, 10:36h
Los recientes acontecimientos programados y ejecutados por el gobierno autonómico de las Islas Baleares, pretendiendo por activa y por pasiva la imposición del uso del catalán o al menos del mallorquín, como lengua preferente en su uso por los ciudadanos, no solo a nivel oficial sino también privado, imponiéndola en colegios e incluso guarderías, con sanciones para el profesorado que no la use, o simplemente que utilice como forma de comunicación con sus amigos o vecinos el castellano, imponiendo de forma totalitaria el uso de la lengua autonómica por todos y en todo momento, habiéndose llegado incluso a crear un grupo, bajo la forma de ONG que vigilara a los alumnos que en el patio del colegio en el recreo utilicen el castellano, con obligación de denunciarlos para imponerles una sanción, o la imposición de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado para su uso preferente, me ha hecho recordar una situación en la que me ví involucrado, cuando ejercía como titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción núm. 1 en Sant Baudilio de Llobregat, conocido también por Sant Boi.
Resulto que, en el Juzgado citado, que ocupaba la parte preferente del Palacio de Marianao, ubicado en el centro de un jardín público, con laguna y patitos, y que había sido la residencia de Primo de Rivera cuando el golpe de Estado del Directorio. Pues en la Sala de Audiencia existía la bandera española y la bandera de la Unión Europea, pero no la bandera catalana, la de verdad, no la estelada, y considerando eso como una falta de atención por parte de las Generalitat, que tenía traspasadas las competencias en materia de Justicia y sus edificios, escribí una carta al Consejero de Justicia Don Agustín Bassols, dándole cuenta de la falta y pidiéndole un ejemplar de la bandera auténtica, que por cierto proviene del Reino de Aragón, como toda la franja litoral que desde hace unos 200 años se hace llamar Cataluña.
El citado Sr. Bassols, tuvo a bien contestar a mi carta, y lo hizo de una forma ostensible, ya que se persono en la sede judicial, sin avisar, pero tras comprobar mi presencia en ella, con una bandera catalana-aragonesa.
Vino acompañado de gente de su departamento y de algún periodista, y reunió a los funcionarios, y en la Sala de Audiencia, lo primero que hizo fue darme las gracias muy afectuosamente, ya que era la primera vez que una persona oriunda de Cuenca (Castilla La Mancha) le pedía una bandera catalana para un establecimiento público, no teniendo en cuenta, que no era mío, sino de todos, españoles nacidos en Cataluña y en otras regiones.
Me entrego la bandera y con el respeto que procedía la colocamos en un mástil que encontramos por las dependencias de los Juzgados (había entonces solo 2), y allí se ubicó.
Seguidamente, mantuvimos una breve pero sustanciosa conversación, en la que su único interés eran mis conocimientos de la lengua catalana, que no eran muchos, aunque si algunos por haber vivido en Alicante bastantes años, y aunque el valenciano y el catalán no son lo mismo, son parecidos y algo se entiende.
Lo mas curioso de aquella arenga, era que lo pretendido por su departamento de la Generalitat era que los jueces celebráramos los juicios en catalán, aun cuando la mayor parte de la población de la jurisdicción del Juzgado era inmigrante, lo que significaba que no enterarían de casi nada.
Pero lo relevante fue cuando me manifestó de forma reiterada y firme que lo pretendido no era un uso del catalán como lengua vehicular, sino como lengua propia, y lo que buscaba su departamento era que, cuando nos acostáramos por la noche, al dormir, si soñábamos algo, que lo soñáramos en catalán.
O sea, no solo despiertos, sino también dormidos incluso profundamente, en sueños debíamos usar la lengua catalana, ya que eso era lo determinante de nuestra actividad judicial en los Juzgados de Cataluña. Nunca había visto una atrocidad mayor con la única finalidad de diferenciarse del resto de los mortales que vivimos en este país antes llamado España, porque en ese hecho diferencial, como fue en época de la segunda república la afirmación de que los catalanes de origen tenían un hueso más.
Ahora en estos tiempos aparece la presidente de la Comunidad de las Islas Baleares con la misma pretensión, y aun cuando no ha mencionado lo del sueño, se intuye en sus intenciones.
El problema de la Justicia no es el CGPJ; ni la atención en los Juzgados; ni el hecho de que los juicios duren años y años; ni la falta de personal cualificado en números aspectos como es el forense o el pericial, lo importante es como soñamos, y en que lengua lo hacemos.
Y esta barbaridad únicamente se hace para diferenciarse del resto del país y crear una identidad falsaria distinta, que les permita volver entre otras cosas a recaudar el 3% del que habló Pascual Maragall en el Parlamento de Cataluña.
Se pretende crear una base poblacional diferenciada impuesta fraudulentamente, con la intención de separarse del Estado o al menos de conseguir una autonomía absoluta. Y en esas estamos. Gran parte de mi familia es Extremeña, de Badajoz, donde se habla el “castuo” que es una lengua también, aun cuando a nadie aun se le ha ocurrido pedirnos que soñemos en castuo, aunque no faltara quien lo pida, aun cuando no haya tren en condiciones, mientras otros desechan la modernización de su Aeropuerto, aun cuando ahora dicen que podría hacerse la obra, pero que ellos manejarían los dineros de la inversión, es decir, el dinero, que no es otra cosa que el negocio subyacente de todo esto, ya lo dijo Mas, quitarles el 3% ,les iba a costar más.