«Han transcurrido nueve meses desde que publicamos nuestro informe sobre un euro digital. En este período, hemos realizado nuevos análisis, hemos recabado información de los ciudadanos y los profesionales, y hemos realizado algunas pruebas, con resultados prometedores. Todo ello ha hecho que nos decidamos a acelerar el proceso y a iniciar el proyecto de un euro digital», ha declarado la presidenta del BCE, Christine Lagarde. «Nuestro trabajo trata de garantizar que, en la era digital, los ciudadanos y las empresas sigan teniendo acceso a la forma de dinero más segura, el dinero de banco central».
La fase de investigación tendrá una duración de 24 meses y su objetivo será abordar aspectos clave relativos al diseño y la distribución. Un euro digital debe ser capaz de atender las necesidades de los europeos, contribuyendo al mismo tiempo a impedir actividades ilícitas y evitar cualquier impacto no deseado en la estabilidad financiera y la política monetaria. Esto se entenderá sin perjuicio de ninguna decisión que pueda adoptarse en el futuro sobre la posible emisión de un euro digital, que no se producirá hasta una fase posterior. En todo caso, un euro digital sería un complemento del efectivo, no su sustituto.
«Mantendremos contactos con el Parlamento Europeo y con otras autoridades europeas, y les informaremos periódicamente sobre nuestros resultados. Los ciudadanos, los comercios y el sector de pagos también participarán» ha señalado Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE y presidente del Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre un euro digital.
Durante la fase de investigación del proyecto, el Eurosistema se centrará en un posible diseño funcional que se base en las necesidades de los usuarios y que incluirá la participación de grupos específicos, el desarrollo de prototipos y trabajo conceptual. En esta fase se examinarán las necesidades de usuario que un euro digital debería atender de forma prioritaria para cumplir sus objetivos: una forma de dinero de banco central digital sin riesgo, accesible y eficiente.
El proyecto también arrojará luz sobre las modificaciones del marco legislativo de la UE que pudieran ser necesarias y que se analizarán con los colegisladores europeos, quienes decidirán al respecto. El BCE continuará manteniendo contactos con el Parlamento Europeo y con otras autoridades europeas durante toda la fase de investigación del proyecto. También se intensificará el trabajo técnico sobre el euro digital con la Comisión Europea.
Por último, en la fase de investigación se evaluará el posible impacto de un euro digital en el mercado, y se identificarán las opciones de diseño que permitan garantizar la privacidad y eviten riesgos a los ciudadanos, a los intermediarios y al conjunto de la economía de la zona del euro. En ella también se definirá un modelo de negocio para los intermediarios supervisados en el ecosistema del euro digital. Durante esta fase un grupo consultivo de mercado tomará en consideración las opiniones de los potenciales usuarios y distribuidores de un euro digital, que también serán analizadas por el Consejo de Pagos Minoristas en Euros.
La fase de investigación se beneficiará del trabajo experimental desarrollado por el BCE y los bancos centrales nacionales de la zona del euro en los últimos nueve meses, en el que han participado expertos del mundo académico y del sector privado.
Se han realizado pruebas en los cuatro ámbitos siguientes: el registro del euro digital; la privacidad y la prevención del blanqueo de capitales; los límites a la circulación de un euro digital; el acceso de los usuarios finales cuando no estén conectados a internet, y el fomento de la inclusión con dispositivos adecuados. No se identificó ningún obstáculo técnico importante en relación con las opciones de diseño analizadas.
Tanto el servicio de liquidación de pagos inmediatos de TARGET (TIPS, por sus siglas en inglés) que ofrece el Eurosistema, como otras alternativas, como la tecnología blockchain, fueron capaces de procesar más de 40.000 transacciones por segundo. Las pruebas también sugirieron que es posible diseñar arquitecturas que combinen elementos centralizados y descentralizados.
Según estas pruebas, una infraestructura central de euro digital sería respetuosa con el medio ambiente: en las arquitecturas que hemos probado, la electricidad consumida para efectuar decenas de miles de transacciones por segundo es insignificante en comparación con el consumo energético de criptoactivos como el bitcóin.
Estos resultados prácticos proporcionarán información útil para la fase de investigación.