Así de pronto no creo que nunca vaya a ocurrir puesto que han habido muchas pruebas de que vivimos en un sistema perverso.
No obstante, durante la muestra de esas pruebas la gente se ha escandalizado, se ha manifestado incluso masivamente, ha repudiado al sistema, ha boicoteado formas diversas pero todo ha durado un breve tiempo y, después, cada uno se ha ido a su casa pensando para sí que ha hecho su parte y que ya está bien.
Por otro lado, no se ha producido un verdadero cambio de comportamiento nuestro, que es el que se debería de producir para llegar a una transformación social. Y este cambio es básicamente en nuestro entorno social y familiar.
Las pruebas, como antes decíamos, están ahí, de los desastres de este imperio sin corona en el que vivimos, pero el que no las quiere ver no las va a ver.
Si se quiere producir un verdadero cambio social el trabajo de campo que hay que realizar será grande, ya que la mayoría se ha acostumbrado a creer las mentiras que le cuentan diariamente.
Tan iluso es como creer que nuestro voto vale para algo. O tan inocente es pensar que el gobierno nos protege cuando se preocupa de lo que ocurrirá en el 2050 cuando la mayoría ya estaremos muertos.
Mostrar lo monstruoso que es el sistema que nos gobierna va de mano de los artistas, de los creadores.