Los cambios en Arabia Saudícon la designación de un nuevo príncipe heredero acompañado de nombramientos y destituciones en la cúpula del reino wahabita, anuncian una alteración en la geopolítica regional e internacional con el control de petróleo como detonante principal que debe analizarse desde tres ángulos diferentes y complementarios.
Situación interna. Nuevos actoresLa designación de Mohamed BinNayefBinAbdulaziz como futuro rey, es un cambio en profundidad en el esquema del poder saudí, por diferentesrazones:
1- Es la primera vez en la historia del reino que un príncipe heredero es destituido de sus funciones.
2- Se rompe, también por primera vez, la regla en vigor desde la fundación del reino por AbdulazizBinSaud que estipulaba que el heredero al trono había de ser designado entre los hijos del fundador mientras los hubiera vivos. El hasta ahora Príncipe Heredero MukrimBinAbdulaziz, cesado por el rey Salman BinAbdulaziz, es sustituido por Mohamed BinNayef, un príncipe de la tercera generación de 55 años de edad. Como segundo heredero al trono, el rey ha designado a su hijo Mohamed Bin Salman, ministro de la Defensa y también príncipe de la tercera generación, de 30 años.
3- El poder supremo en el reino vuelve a manos del clan de los sudeiri, del que forman parte los siete hijos del fundador Abdulaziz con Hasa su esposa favorita. Los otros vástagos descendientes de Abdulaziz, con las otras 21 esposas oficiales, pierden los puestos dominantes y pasan a segundo plano o son apartados del poder.
4- El rey Salman recupera el control de la política exterior del reino con la destitución de Saud el Faisal que la monopolizaba desde hace 40 años, y el nombramiento de un hombre ajeno a la familia real pero fiel al clan sudeiri, Adel el Yubeir, hasta ahora embajador en Estados Unidos.
5- La nueva cúspide tripartita, el Rey y sus sucesores que controlan los ministerios de Interior y Defensa, compone el núcleo más sólido del poder. El heredero se ha definido como paladín de la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda desde hace 15 años; el segundo en la lista al trono, se ha ganado su aureola de defensor militar del reino. Ambos forman el dúo que garantiza la seguridad, tanto interna como externa. El heredero dirige el Consejo de Seguridad del reino, en el que también está el segundo al trono, que a su vez dirige el Consejo Económico y de Desarrollo, del que el heredero forma parte.
Agenda regional. Reacción enérgica y militaristaLos cambios están directamente vinculados a la guerra declarada por una coalición árabo-islámica dirigida por Arabia Saudí contra la rebelión hutí en Yemen, y al avance del Estado Islámico en el norte del reino wahabita, en Iraq y en Siria. Frente a la debilidad de la diplomacia saudí durante el reinado de Abdalá BinAbdulaziz, el actual soberano promete una diplomacia enérgica y militarista.
El sorprendente acercamiento entre Washington y Teherán y el “pre-acuerdo nuclear” concluido por el grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) con Irán, ha generado un terremoto político en Oriente Medio.
Dos aliados “incondicionales” de Estados Unidos en la región, Israel y Arabia Saudí, se han sentido engañados, si no traicionados, por la diplomacia norteamericana que busca extender su influencia en los aledaños de Asia Central, hasta ahora dominio privilegiado de sus adversarios geopolíticos China y Rusia.
Si la reacción de Tel Aviv ha sido más bien cauta enviando a su primer ministro Benjamín Netanyahu a Washington para obtener garantías de que Israel no saldrá perjudicado, la de Ryad ha sido impredecible.
Tomando como excusa la “ilegalidad” de la rebelión hutí en Yemen en contra del presidente Abder Rabo MansurHadi, Arabia Saudí ha enviado sus aviones de combate, F-15, Eurofighter y Tornados, para bombardear los campamentos rebeldes yemeníes.
Una manera clara de decir a Washington que Ryad es un actor principal de todo lo que ocurre en la región del Golfo y su periferia, y que no aceptarán verse excluidos de eventuales acuerdos de Occidente con sus rivales.
Geopolítica internacional. El vuelco norteamericanoEl reino saudí ha querido mostrar su distancia con Estados Unidos, cuya política internacional puede chocar a corto y medio plazo con los intereses saudíes, tanto políticos, como energéticos.
Aunque la Casa Blanca oficialmente se complace del nombramiento de Mohamed BinNayef como heredero, por su experiencia antiterrorista y su juventud, en Washington no son pocos los que temen que una personalidad fuerte y experimentada puede resultar incómoda para los planes geopolíticos estadounidenses. La pregunta es: ¿resistirá el Pacto de Quincy concluido en 1945 entre Estados Unidos y Arabia Saudí, la llegada al poder de una tercera generación en el reino wahabita?
Por lo pronto, en la agenda saudí está en primera línea hacer frente al peligro global que representa Irán. Arabia Saudí no acepta un bipolarismo en el poder religioso islámico, y el chiismo iraní representa un peligro para el sunismowahabita dominante de La Meca, como también lo es el sunismoyihadista del Estado Islámico.
Arabia Saudí está en primera línea de los frentes de combate para frenar el chiismo en los países árabes: Bahrein, Yemen, Siria y Líbano.
En cambio, Estados Unidos ha dado un vuelco en su visión geopolítica regional al buscar acuerdos con Irán, retomando de algún modo el eje Washington-Tel Aviv-Teherán de los años 80, durante el mandato de Ronald Reagan.
Laguerra sorda por el control del suministro petrolero a escala mundial, tampoco es ajena a los cambios. Arabia Saudí, primer exportador mundial de crudo y líder de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), ve con temor el resurgir de EEUU como productor en base a los hidrocarburos extraídos por fracking.
El hundimiento de precios impuesto por Ryad va destinado a producir un seísmo en la producción norteamericana “demasiado cara”.
Arabia Saudí pretende seguir siendo actor principal y, si es necesario, el elemento corrector en los acontecimientos que sacuden el Mundo Árabe:
- La “primavera árabe”, con sus aspiraciones democráticas y de libertad.
- La desintegración de estados como Siria, Iraq, Libia.
- El impulso de movimientos terroristas que cuestionan los poderes monárquicos, militares o dictatoriales.
- La recomposición de nuevas alianzas políticas y militares.
Los cambios en Arabia Saudí preanuncian alteraciones en la geopolítica regional e internacional. ¿Hasta cuándo le llegará la gasolina al motor saudí?