El discurso de un Rey que cabrea a los separatistas
viernes 25 de diciembre de 2015, 20:05h
Pocas veces en los cuarenta años de democracia se ha esperado el discurso del Rey la víspera de Navidad con más expectación. Y eso que en esta reciente historia de España han pasado muchos acontecimientos que nos han preocupado, como la intentona golpista de algunos militares y que se materializó con el coronel Antonio Tejero Molina un 23 de febrero entrando, y tomando, el Congreso de Diputados cuando se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo.
Hubo un tiempo en que España se desangraba con el terrorismo de ETA que no paraba de matar, extorsionar, con la complicidad de un amplio sector político vasco, lehendakari incluido. Tiempos en que el jesuita Xabier Arzalluz manifestaba sin recato que era bueno que alguien agitara el árbol para que cayeran las nueces. Un Arzalluz que perdonaba a los llamados "chicos de la gasolina", a la kale borroca.
Luego llegaron tiempos de corrupción institucionalizada, en Andalucía, en Madrid, y en aquellos años los discursos navideños del anterior Jefe del Estado, Juan Carlos, eran huecos y sin ningún interés para que los españoles nos pegáramos al televisor la noche del 24 de diciembre. Sí, ya sé que al día siguiente -en realidad el 26 de diciembre, ya que en la festividad de Navidad no había prensa escrita- todos los diarios destacaban las palabras del monarca en su primera página.
Pero la verdad es que no era de interés general, aunque la prensa destacara lo contrario por puro cortesanismo. Los editores se sentían obligados ya que eran invitados en las recepciones que de vez en cuando organizaba la casa real. Y claro, era obligado hacerle la pelota al inmerecido monarca que en realidad lo que le preocupaba eran sus millonarias comisiones por gestiones empresariales, combinado por su afición de beneficiarse a las artistas y presentadoras de televisión, entre otras.
El discurso de Felipe VI, quizá milimétricamente planificado por su esposa, Letizia, fue correcto, directo y preciso. Todos estábamos expectantes a sus palabras y no salimos decepcionados. Tocó la unidad de España con toda claridad, sin rodeos, y se mostró convencido de que la Constitución es la garantía de esa unidad, mientras babeaban rabiosos algunos políticos que quieren tapar su corrupción montándose un estado independiente donde los tribunales de España no les metan entre rejas.
Este 2016 que se nos viene encima va a ser algo complicadito. Hemos descubierto a un Pedro Sánchez que no quiere entender que el PSOE ha perdido las elecciones y le importa un pimiento aliarse con separatistas y antisistema con tal de llegar a la Moncloa. A pesar de que Susana Díaz y los demás barones le aconsejan lo contrario, él sigue su particular hoja de ruta y se ha quitado la careta de moderado para enseñarnos la verdadera dureza de su rostro.
Sí, probablemente asistamos a guerras internas en el propio pesoe aunque lo más probable es que se repitan las elecciones de nuevo...