Eso suponiendo que se cumplan esas previsiones. Ha arriesgado mucho al hacerlo, crucemos los dedos para que acierte.
Pero para que tengan su efecto en la población no sólo hace falta ese ritmo de vacunación, sobre todo es necesario que podamos llegar a ella, que dejemos a los menos posibles por el camino y para eso se necesita una activación de la responsabilidad colectiva, de la sociedad y de sus dirigentes.
En estos dos episodios festivos que acabamos de pasar, el puente de San José y la Semana Santa, hemos visto exactamente las mismas imágenes que en el de Diciembre y las Navidades, las mismas, porque no hemos aprendido nada.
Algunos de nuestros dirigentes han cometido también los mismos errores que entonces, imaginar que el virus ya no estaba entre nosotros, que la pandemia ya está controlada y han rebajado de manera insensata las medidas de la lucha para acabar con él.
Algunos lo adornan erróneamente con esa cantinela de proteger la economía, sin llegar a entender que sin salud no hay economía que valga.
No todos, porque ha habido CC.AA. con la Valenciana, Castilla León, o Extremadura que si lo han sido prudentes y las consecuencias de ambas actitudes se reflejan en los datos actuales.
Como ejemplo de lo contrario tenemos a Madrid, Navarra, o Euskadi con datos que les sitúan en riesgo extremo.
Resulta curioso que en ambos grupos veamos presidentes-as de PSOE y PP, lo que indica que no es una cuestión ideológica sino personal.
Escuchar al valenciano Chimo Puig, con los mejores datos del país con cifras de dos dígitos, asegurar que continuará con las duras medidas hasta llegar al cero absoluto, reconforta y contrasta con la navarra Chivite, igualmente socialista, que con los peores datos aseguraba que ya estamos llegando a la “meseta” y probablemente fuera hora de rebajarlas, aunque después debido a la presión de los expertos haya tenido que rectificar.
Sensatez, insensatez, responsabilidad, irresponsabilidad. También en el PP contrasta la prudencia de Fernández Mañueco frente a la locura suicida de Ayuso. Suicida, o quizás criminal con la ciudadanía madrileña.
Las cosas no suceden por casualidad, ni son fruto del destino. Son consecuencia del trabajo bien hecho de unos y mal realizado de las otras.
El problema es que las consecuencias reducen o incrementan la pérdida de vidas humanas y de sufrimiento colectivo.
¿Cuántas vidas, cuantos ingresos en hospitales y UCI, cuántos enfermos de Covid persistente, se habrían ahorrado en Madrid y Navarra si hubieran aplicado las normas de Valencia y Castilla-León (incluida la fallida de toque de queda a las 20 h)?
¿A quién deberíamos pedir explicaciones y responsabilidades?
De esto se habla poco, porque las izquierdas evitan dar la cara contra Ayuso para que no se la pongan colorada con Chivite y las derechas no alaban a Mañueco para no tener que hacerlo igualmente con Puig.
Política de baja estopa. Utilizando términos futbolísticos, de Tercera Regional. Política de siglo XXI, que se empobrece aún más en un periodo electoral como el actual.
Empezaríamos mal si lo que también ha adelantado Pedro Sánchez en su comparecencia, insinuando que no habrá prórroga del Estado de Alarma, fuera cierto.
Especialmente si la decisión se toma, no porque los datos sean buenos y permitan relajar las medidas, sino porque para hacerlo debería llevarlo a Congreso en plena campaña electoral de las elecciones de Madrid. Sería deplorable.
Llega así ahora el final del trayecto y por eso todos, sociedad y dirigentes políticos, debemos tener como prioridad evitar que una parte de nuestros conciudadanos se acaben ahogando, justo en la orilla.
Para ello es necesario priorizar la vacunación, dedicando todos los recursos posibles, todos los días y todas las horas del mes a ese menester.
Evitando decisiones inadmisibles como la que se tomó en Madrid, al dejar de vacunar a las personas mayores de 80 años cerrando toda la Semana Santa los Centros de Salud.
No entiendo como no han recibido un aluvión de denuncias judiciales por negligencia criminal. Quizás por esa sociedad pasota y cobarde que nos toca sufrir.
Vacunas, vacunas, vacunas y responsabilidad, sensatez, prudencia, prudencia, prudencia. Ideas que debemos repetir una y mil veces.
Responsabilidad y vacunas nos van a sacar de este pozo oscuro, si las ponemos en práctica. Vale la pena intentarlo.
Veremos…