Una de las mayores consecuencias de la crisis de la pandemia del Coronavirus, además de la sanitaria y económica, es sin lugar a duda la psicológica. Hace días que vengo refiriéndome a ello en mis artículos. La entrada en escena de la desesperanza, el no saber qué va a pasar mañana, ni pasado, ni al otro..., el no poder hacer apenas planes, la incertidumbre por todo lo que todavía se nos puede venir encima..., está consiguiendo que personas que antes de la pandemia fueran más o menos normales, se hayan reconvertido en menos normales. (Tan solo hace falta ver las noticias para darse cuenta del nivel de acritud, agresividad, aspereza, brusquedad, dureza, mordacidad y violencia que se respira en las calles). La "rabior" hace tiempo que campea a sus anchas en nuestro territorio y si nadie lo remedia se acabará instalando definitivamente.
A nivel de crisis sanitaria parece ser que la curva se vuelve a aplanar. ¿Hasta cuándo? Pues dependerá de cómo se haga la nueva "desescalada". Tan simple como eso. Leo a Derek Khan Thompson, en uno de sus artículos llamado "COVID-19 Cases are dropping fast. Why?", en el periódico The Atlantic, lo que podrían ser algunas de las razones:
Comportamiento
Estacionalidad
Seroprevalencia
Vacunas
Fíjense la importancia en el orden que Thompson da a cada causa. Y en primer lugar está el "Comportamiento". “If I were ranking explanations for the decline in COVID-19, behavior would be No. 1,” says Ali Mokdad, a global-health professor at the University of Washington, in Seattle. “If you look at mobility data the week after Thanksgiving and Christmas, activity went down. Other officials have pointed to Google Mobility data to argue that Americans withdrew into their homes after the winter holidays and hunkered down during the subsequent spike in cases that grew out of all that yuletide socializing. New hospital admissions for COVID-19 peaked in the second week of January—another sign that social distancing during the coldest month of the year bent the curve".
En segundo lugar, aunque él mismo utiliza la palabra "perhaps", pone la "Estacionalidad". "Behavior can’t explain everything. Mask wearing, social distancing, and other virus-mitigating habits vary among states and countries. But COVID-19 is in retreat across North America and Europe. Since January 1, daily cases are down 70 percent in the United Kingdom, 50 percent in Canada, and 30 percent in Portugal. This raises the possibility that SARS-CoV-2, the virus that causes COVID-19, is seasonal. Last year, a meta-study of coronaviruses such as SARS-CoV-2 found that they typically peak in the Northern Hemisphere during the winter, with the most common peak months being January and February. “The apparent seasonality of human coronaviruses across the globe suggests that this phenomenon might be mined to produce improved understanding of transmission of COVID-19,” the authors concluded". (A mí particularmente no me dice nada ésta causa porque en países en los que no existe un "invierno" como el del hemisferio norte, la "estacionalidad" no la veo por ninguna parte, pero bueno).
En tercer lugar coloca la "Seroprevalencia", que es la cantidad de personas con anticuerpos contra el Coronavirus de una infección anterior. En su artículo, Thompson dice que "the Coronavirus needs bodies in order to survive and replicate, and it now has access to fewer welcome hosts. Fifteen to 30 percent of American adults have already been infected with COVID-19, according to CDC estimates. Since people recovering from COVID-19 typically develop lasting immunological protection for many months (at least), the number of antibodies swirling around the U.S. population may naturally constrict the original coronavirus’s path forward. America’s seroprevalence—that is, the number of people with coronavirus antibodies from a previous infection—is not randomly distributed across the country. Instead, immunity is probably concentrated among people who had little opportunity to avoid the disease, such as homeless people, frontline and essential workers, and people living in crowded multigenerational homes. It might also include people who were more likely to encounter the virus because of their lifestyle and values, such as risk-tolerant Americans who have been going to eat at indoor restaurants".
Y en cuarto, y útimo lugar, sitúa las "Vacunas". ¡¡Curioso!! "COVID-19 cases started falling in January, when almost nobody outside of the health-care industry had been vaccinated. So vaccines probably don’t help us understand why the plunge started. But they can tell us a bit more about why the decline in hospitalizations has accelerated—and why it’s likely to continue. The vaccines—especially the synthetic-mRNA vaccines from Pfizer-BioNTech and Moderna—are highly effective at preventing infection. But preventing infection is not all they do. Among those infected, they also reduce symptomatic illness. And among those with symptoms, they reduce long-term hospitalization and death to something like zero. A vaccine is not just one line of immunological defense, but several—a high wall protecting a castle and, to fight the few who bypass the wall, a group of castle defenders holding vats of searing-hot tar to pour all over the invaders. (Research indicates that some vaccines, such as AstraZeneca’s, lose their efficacy in the presence of coronavirus variants, but others, such as Pfizer’s, seem to provide potent protection. More research is necessary to say anything certain about how the vaccines protect against serious illness caused by the more contagious new strains).
En cuanto a la parte de crisis económica leo que Michael J. Burry, aquel famoso médico neurólogo que predijo la crisis hipotecaria y financiera en EE.UU., que inspiró la película The Big Shot, hablaba el otro día en su cuenta de Twitter del riesgo de la "Hiperinflación", y lo comparaba con la vivida en la República de Weimar cuando entre 1.921 y 1.923 el dinero se depreció de forma que el coste de las vida llegó a multiplicarse por varios millones. Aquellos billetes acabaron sirviendo para empapelar paredes.
Lo que obvía Burry es la "preocupación" de Robert James Shiller, catedrático de la Universidad de Yale y Premio Nobel de Economía en 2.013, que habla de las tres burbujas simultáneas que el Coronavirus ha creado en tres clases de activos financieros: la de los "Bonos", la de la "Bolsa" y la de la "Vivienda".
Y mientras todo esto se va gestando, y mientras muchas personas siguen sin despertar de su "extraño aletargamiento", todavía hay gente que incluso en tiempos de crisis sigue anteponiendo los intereses de los demás al suyo propio, y pensando cómo poder ayudar de las maneras más imaginativas que puedan existir. (Recuerden que Albert Einstein decía que en tiempos de crisis solo la imaginación es más importante que el conocimiento). Y una de esas iniciativas, la de la "Posada Clandestina", se lleva la palma, porque ahí se respira paz y tranquilidad.
Al final lo que todos buscamos en un puerto, un remanso de paz, en el que cobijarnos cuando el mar está bravío. Y es que cuando alguien es capaz de encontrar, y valorar, ése refugio, puede pensar mejor. Y si además en el lugar te procuran "abracitos de cocina", atenciones, cariño, mimos y paz, sobre todo paz, la manera de ver la vida te cambia al instante.
¿Existe ése lugar? ¡¡Y tanto que existe!! Y en muchas ocasiones mucho más cerca de lo que nos pensamos. Me consta que se está novelando la "Posada Clandestina".
Y me comentan que hasta tiene una dirección de correo electrónico: [email protected]
Intenten ser felices.