Y, si se avizora una “nueva normalidad”, al contrario de lo que creen los fans de la “pandemia”, será donde las personas sean cada vez más conscientes -e independientes- de que son ellos, y no una decadente y poco fiable “autoridad”, los hacedores y cuidadores de su futuro.
No es haciendo política que se cambiará al mundo, lo que sería una ironía, por el contrario, esto implicaría hacerle el juego al establishment que ha anudado fuertemente sus intereses y es prácticamente imposible entrar en política y no caer en sus redes.
Sin dudas Elon Musk es hoy uno de los hombres más influyentes del mundo sino el más influyente, y el bitcoin es el tema del momento compitiendo con las tóxicas noticias sobre el covid. Y si algo lo caracteriza es su total desapego de “las autoridades” y su evidente desinterés por los políticos.
Como cuando Elon desafió la cuarentena impuesta por los burócratas y ganó la pulseada y, sobre todo, con su carrera espacial que, al fin de cuentas, apunta a crear colonias humanas “privadas”, lejos de los tóxicos “gobiernos” actuales. Su objetivo, dijo, es contribuir a la creación de una civilización multi planetaria. Para ello, y comenzando en 2026, pretende enviar, hacia el 2050, un millón de humanos a Marte en 1.000 naves de SpaceX.
Otro de los grandes actores de esta “nueva normalidad” es el Bitcoin. Y ya se habla de la posibilidad de restarle adeptos al oro, considerado tradicionalmente como activo refugio.
Para Alasdair Macleod, de Goldmoney, si bien existe un consenso cada vez mayor de que los días de las monedas fiduciarias están contados, no sería el Bitcoin su sucesor sino el oro. Aunque reconoce que esto llevará tiempo, resulta muy audaz decir que las monedas fiduciarias están llegando a su fin, es que los Estados, como hoy los conocemos, no podrían continuar sin este vehículo que les permite emitir y hacerse de fondos hoy imprescindibles para su supervivencia.
Sin dudas el oro tiene una gran ventaja y es que, aunque los inversores dejaran de tener interés en el como moneda o resguardo de valor, seguiría teniendo valor industrial y de joyería. El Bitcoin en cambio, dicen sus detractores, no tendría ningún valor, sin embargo, tiene una enorme ventaja sobre todo hoy cuando los Estados abusan de su injerencia en la vida de las personas, y esto es, que es imposible de controlar y rastrear.
Y los gobiernos, al ver amenazado su futuro, intentan controlarlo pero, ante la evidencia de que no podrán hacerlo, se les ha ocurrido la idea de establecer su “propia moneda digital”. Así, los bancos centrales grandes están estudiando la posibilidad de emitir efectivo digital y defenderse de las amenazas del sector privado al dinero tradicional. El proyecto se llama CBDC y son el equivalente electrónico del efectivo. Pero el progreso es lento y, de hecho, la presidente del Banco Central Europeo ha dicho que el euro digital llevará años.
Esto es cuando los muertos se creen vivos, porque sucede que, precisamente, la gran ventaja del Bitcoin es que no tiene emisor centralizado ni conocido ni rastreable, o sea, el principio filosófico de las “monedas digitales” es precisamente hacer implosionar a los bancos centrales.
*Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California