Tres sanitarias, trabajadoras del Institut Català de Salut (ICS), aprovecharon su visita a una residencia de discapacidades de Tortosa para avisar a cinco de sus familiares y administrarles la primera dosis de la vacuna de Pfizer.
Cabe recordar que en las residencias, las dosis están calculadas. Es decir, no sobra ninguna porque el equipo de vacunación sabe previamente cuantas dosis tendrán que administrar.
Tal es el caso que los residentes deben aportar una autorización de sus familiares, para así saber el número exacto de personas que tienen que vacunar.
Por eso, no se explica por qué las trabajadoras lo hicieron, ya que sabían que las dosis están muy contadas. De hecho, esto hizo que cinco residentes no pudieran ser vacunados.
Según fuentes de Salut, vacunaron a los familiares fuera del centro, pero la residencia alertó de la irregularidad al detectar que cinco residentes no habían recibido la vacuna.
Las sanitarias han sido apartadas de sus puestos de trabajo y se ha abierto un expediente para investigar lo sucedido.