El Congreso de los Estados Unidos únicamente tenía que ratificar esta semana el resultado de unas elecciones que Donald Trump, el presidente saliente, se niega a aceptar.
Han pasado ya dos meses desde los comicios que le sacarán en apenas dos semanas de la Casa Blanca, pero el multimillonario ha seguido durante semanas exacerbando unas pasiones que "han sido encendidas por falsedades y falsas esperanzas", tal y como ha advertido George W. Bush, ex presidente de los EE.UU del Partido Republicano, es decir, el mismo al que pertenece -de momento- Trump.
Miles de fanáticos asaltaban el Capitolio y lograban la evacuación de los legisladores y hasta del propio vicepresidente, Mike Pence, quien presidía la sesión. ¿El resultado? Cuatro personas han muerto, entre las que se ha confirmado una mujer que fue abatida por la Policía y otras tres personas que fallecieron por urgencias médicas, tal y como han anunciado este miércoles las autoridades locales; por otro lado, hay 14 policías heridos y 52 detenciones.
Y mientras, ¿Qué hacía Trump?
Al que muchos medios locales señalan como instigador del 'Asalto al Capitolio', se mantuvo en silencio por horas. De hecho, las redes sociales criticaron que no hiciera nada por parar a los manifestantes.
Finalmente, se pronunció en la red social Twitter, donde pidió a sus seguidores que "os vayáis a casa". Sin embargo, fue una de cal y otra de arena, ya que Trump siguió alimentando al monstruo y dejando en el aire el supuesto fraude: "Tuvimos una elección y nos la robaron. Fue una elección en la que arrasé. Y todo el mundo lo sabe, sobre todo los del otro bando".
Biden, "presidente ilegítimo"
Al ritmo de los Village People llegaba este miércoles Donald Trump al mitin que se celebraba en el Mall, un parque de Washington, donde dedicó todo tipo de descalificativos al que fue su rival en las elecciones, reiterando que iba a ser "presidente ilegítimo". Hay que recordar que, pese a que ha planteado más de 80 recursos por fraude electoral, ninguno ha prosperado.
Desde el propio mitin miles de seguidores de Trump se marcharon al Capitolio, rodeándolo, hasta que entraron en él a la fuerza, tal y como habían hecho en Michigan, Pennsylvania y Wisconsin.
Sí, y es que no era la primera vez que esto se repetía, ya que habían logrado sembrar el caos en otros estados, donde los gobernadores enviaron a las fuerzas de seguridad para impedir el asalto, algo que no pasó a priori en Washington.
Los fanáticos irrumpieron en la Cámara de Representantes, llegaron hasta el despacho de su presidenta, la demócrata Nancy Pelosi, y destrozaron el mobiliario, puertas, ventanas y cristales. Washington ha instaurado el toque de queda a partir de las 6 de la tarde hora local.
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