Cuanto más ignorantes, más fáciles de manipular
sábado 07 de noviembre de 2020, 11:47h
Durante los últimos años, hemos sido, no solo testigos, sino también parte del mayor problema que afectaba a la sociedad española, y que no es otro que el de su educación. Hemos visto como cada gobierno que llegaba a la Moncloa, orquestaba una serie de medidas legislativas, con la finalidad de hacer que la ciudadanía fuera del pensar, del sentir y del quehacer que a ellos más les convenia, despreciando a eso que decían servir, que era la formación educativa de nuestros conciudadanos, a la que por cierto, olvidan que, están obligados por mandato de la Constitución, y también por su obligación como seres humanos, detentadores en un momento de la historia de un país de los medios necesarios para usarlos y hacer que la generación siguiente sea mejor y este más preparada como persona y como profesional, para bien de la siguiente.
En el momento actual, y desde que apuntara el inicio del curso académico 2020/21, surgieron problemáticas derivadas por la pandemia del coronavirus, pero de las que pretenden sacar tajada los políticos de turno.
Son muchas las barbaridades que se dicen por ese personaje que ocupa el Ministerio de Educación, y que comenzaron con las denominadas clases telemáticas (muchas) y clases presenciales (pocas), solo, cuando se dieron cuenta de que eso generaba un gasto muy elevado, y no estamos para gastos máxime cuando ello podría conllevar menos a repartirse entre ellos, dijeron que no.
Luego vino, ante la necesidad de lo presencial el aumento de plazas de profesorado presionados por los sindicatos. Pero el problema, desde que el profesor para ser nombrado debe soportar una prueba de aptitud, pudiendo en su caso adquirir la condición de funcionario, y con el gasto que representa, también se dejó de lado.
Y claro como “tempus fugit”, el tiempo pasa, llego el comienzo del curso y se empezó como Dios dio a entender a cada responsable de Centro a quien le toco la china porque el gobierno se aparto de sus obligaciones, con el problema que acarreaba la pandemia y los posibles contagios con el subsiguiente cierre de aulas, como así ha sucedido. Así estamos en este punto, sin que, y esa es la critica que hacemos muchos, con nietos ya en edad escolar, de que nadie se ocupa de solucionar este problema.
Pero hete aquí, que a las cabezas mal pensantes (porque no aciertan ni una) del Ministerio se les ha ocurrido, o vaya Vd a saber ya tenían previsto, aprovechar este barullo, para introducir modificaciones en la educación, en su propio provecho.
La primera es la de que los alumnos que suspendan las asignaturas de un curso, podrán pasar al siguiente sin obstáculo alguno. Pobrecitos los que no han estudiado y no han aprobado por fin serán iguales que los que estudian y aprueban, lo que significa un ejercicio de hipocresía igualitaria indigno.
Pero es mas grave, lo que en realidad se pretende con ello, es evitar al alumno cualquier clase de esfuerzo. La escuela o el Colegio o el Instituto son centros en los que ser aprende una actitud que es necesaria para afrontar los problemas de la vida con independencia de criterio. Pero claro está, al monclovita, el galápago y a los demás no les interesa una ciudadanía educada en el esfuerzo, ellos lo que pretenden es que el alumno sepa, que “papa gobierno” se preocupa por ellos y les facilita las cosas, así serán evidentemente fieles seguidores de dicho padre putativo, y no se encargaran de nada, evitando sucesos como lo acaecido en Madrid en las manifestaciones de universitarios, en 1.964, que puso en graves problemas al gobierno de Franco. Y en Mayo de 1.968 en Paris al gobierno del General De Gaulle. Por eso no quieren que pensemos ni nos comuniquemos ni asumamos un esfuerzo.
Muchos que vivimos bajo el régimen antiguo y bajo el nuevo, recordamos como en la época de Franco, era él y los suyos quienes pensaban por nosotros y hacían por nosotros, a los que nos quedaba solo trabajar y recibir un salario y dos pagas extras, y si tenias suerte hasta el acceso a una vivienda social, vemos como ahora, al final va a resultar que no son tan diferentes como dicen.
Otra de las cosas buenas que la escuela, el colegio o el Instituto nos enseñan es a convivir en orden, con unos compañeros con los que compartir inquietudes y afrontar soluciones a problemas. Pero eso no interesa a los políticos que mandan, ya que eso seria como facilitar el dialogo entre iguales, y a estos se les podría ocurrir cualquier cosa ajena a lo que diga el Ministerio.
Otro aspecto grave es el derivado del odio que tiene la ministra a las escuelas concertadas y a las privadas, a pesar de que creo, ella estudio en algunas y llevo a sus descendientes a alguna de ellas, pero debió de ser una monja o un profesor privado quien le regaño un día, y eso no lo olvida.
Nuestro estado no se puede permitir económicamente una red de colegios, escuelas e institutos públicos, razón que impide la publicitación total de la enseñanza, ni cuenta con edificios ni con profesorado, aun cuando esto último pudiera sobrar, según su criterio ya que se pasa de curso sin aprobar.
Pero lo importante es que no deben existir centros de enseñanza en los que el Ministerio no pueda meter mano en cuanto a la enseñanza, en cuanto a la dirección, en cuanto a lo que antiguamente se llamaba el espíritu del Centro, que hacia que unos colegios proveyeran a la sociedad con ciudadanos más preparados que otros.
Por eso quieren acabar con la enseñanza concertada y con la privada, incluso por encima del parecer de los padres, personas que para ellos carecen de misión y de valor en este tema. Hay que moldear al alumno como una persona sumisa al poder, siempre que sea el suyo, y que no le dé por pensar independientemente.
Y por si fuera poco hay que eliminar el español como lengua vehicular y someterlo al imperio de las lenguas de las autonomías. El español que ha unido a este país desde los Monasterios de San Millán de Suso y Ayuso, en cuyo idioma, no lengua, se han escrito paginas inmensas por su belleza y contenido, como el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha; han escrito Calderón de la Barca; Tirso de Molina; Pérez Galdós; Larra; Aleixandre; los Machado; Gabriel y Galán, Delibes y también Borges; Onetti; Mujica, Vargas Llosa y otros muchos.
Cabe preguntar si merece la pena sacrificar el valor del español ante unas lenguas de Cataluña y el País Vasco, para obtener su apoyo a unos presupuestos, que a mayor abundamiento la UE y el Banco de España ha dicho que son inviables.
En la formación del ciudadano hay dos luces, la primera la familia que enseña lo que se llama urbanidad y la segunda la escuela que enseña la formación profesional. Ambas son colindantes, y deben actuar al unísono, si no, tendremos solo un listado de votantes, que carecen de criterio, que den definitiva es lo que buscan, ya que de obtener el mínimo criterio un grupo de ellos, les derribaría el tinglado de la ignorancia que pretenden imponer.
Pero aún hay esperanza, y esa está, según mi criterio en los libros, que narran historias, aventuras, conocimientos, y mientras haya un muchacho leyendo un libro, esta gentuza no tiene nada que hacer.
Comencé a impartir clases en el año 1.969 en un Instituto de Formación Profesional en Madrid, después desde 1.971 hasta el 2004, he sido profesor “en” las universidades de Madrid (Ciencias Políticas y Derecho) y Almería (Derecho). Y tengo 9 nietos en edad escolar, así que perdonen, esta nota es un poco autobiográfica, ya que recoge miedos pasados y miedos futuros, que esperemos superemos entre todos.