Los argumentos para defender su implantación surgen fundamentalmente de una cuestión moral más que científica. De todo lo que lee Yony parece que ningún pensador esboza un argumento técnico, científico, para defender la supervivencia o el mejor desarrollo de un Grupo Social Organizado (GSO) con la aplicación de dicha renta universal. Nace de la moral Cristiana de “dar de comer al hambriento” y del que “todos somos hermanos”, lo cual de forma inconsciente ha pasado con otros argumentos a las ideologías llamadas sociales, de izquierda o defensoras de los trabajadores, los pobres, o los desfavorecidos. Se defienden con similares argumentos, desde el radical comunismo Marxista, a las ideologías más moderadas de los llamados Social-Demócratas. Se ha de destacar que no ha surgido en ningún otro estado que no sea o de ideología de base Cristiana o de apología Marxista –también los valores de esta ideología han nacido del Cristianismo-.
La defensa de su implantación está enraizada en la defensa de “Los derechos del ciudadano” –ya se ha explicado en un artículo dedicado de lleno a este tema, que es una fundamentación basada en arrancarle al “Soberano”, propietario de todo y con poder absoluto, una serie de “Derechos” que tendría el ciudadano frente a su poder omnímodo. Y, como un derecho más que se conquista y se le arranca a mordiscos al déspota, estaría el derecho al alimento básico que se conseguiría con ese dinero que daría lugar a comprar lo imprescindible para comer y subsistir.
Últimamente también hay un fortísimo argumento acerca de que con su implantación se conseguiría nivelar una cierta igualdad frente a la gran desigualdad que ha generado el llamado “Neo-liberalismo”. Se defiende, y mucha gente se cree, que ha sido solo el capitalismo imperante el único causante que ha empujado a miles de personas –y lo que es peor, a familias enteras- a la pobreza y la miseria. Y con este pago por parte del estado este aparecería como nivelador para proteger a esas personas y familias que se han quedado marginados y no pueden acceder a la comida hasta el punto de correr el riesgo de perecer de hambre.
Un argumento ciertamente más neutro, es aquel que habla de una cierta dignidad del ser humano, y que habiendo quedado marginado, de esta forma se le devolvería parte de esa dignidad perdida porque podría al menos comer, y presentarse ante los demás como dispuesto a ser útil a la sociedad en la que desea integrarse, y que sin esa aportación del estado se quedaría descolgado.
También está el argumento de la apelación a la mítica “Justicia”. Basándose en ella se defiende que en el fondo los bienes sometidos al imperio del estado es de todos los ciudadanos. Por ello si los demás, quizá por sus medios o por su situación de preponderancia o de privilegio, gozan de ciertos bienes a disfrutar, sería justo que el estado les proporcionase un poco de esos bienes comunes y que puedan al menos comer. Con ello los poderes públicos, actuando desde el “reparto justo”, con esta renta básica proporcionarían a todos los ciudadanos y familias más desfavorecidas por la fortuna de la vida una participación, aunque fuese mínima, en las riquezas del estado.
Huelga razonar que dada la forma de discutir de política, o de las cuestiones públicas en general, llamada por los profesionales de la medición como de “Trinchera” –esta se define así porque todo el mundo se coloca en su trinchera y solo piensa en combatir los argumentos del contrario. Antes de razonar lo que está oyendo lo que hace es pensar qué es lo que le va a contestar para combatir lo oído. Y al primero que se mueva, disparo al canto, es decir, nunca se escucha, menos se transa, y jamás de los jamases se acepta que el otro pueda tener la más mínima razón-. Mis argumentos son los únicos razonables… Y punto.
Nunca se acepta que la implantación de la renta mínima Vital, como es lógico, traerá aspectos negativos y que lo que debemos hacer es ponderar y equilibrar, con ello podemos estar a favor o en contra, pero en un 60, 40, nunca en un 100% a favor o en contra como veremos en el siguiente artículo.
Sobre el autor
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.