El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, será el cabeza de lista del PP a las elecciones generales del 20-D, tras los malos resultados de las elecciones catalanas y los sondeos que sitúan al Partido Popular como tercera fuerza política, por detrás del PSOE y Ciudadanos. Mariano Rajoy, abrumado por las críticas y presiones que le llegan de todos lados, tiene decidido comunicar su renuncia en los próximos días.Será la primera vez desde el comienzo de la Transición que un presidente del Gobierno no repetirá mandato después de obtener una holgada mayoría absoluta hace cuatro años. Moncloa maneja informes que dejan muy claro que con Rajoy al frente del cartel, el próximo presidente del Gobierno será Pedro Sánchez con el apoyo de Ciudadanos.
Los últimos sondeos de Génova y Moncloa sitúan al PP como tercera fuerza política por detrás del PSOE y Ciudadanos. Para ocultar el desastre, desde la sede de los populares se lanza la especie de que algunos sondeos han sido financiados por un importante empresario del IBEX 35 para impedir que Rajoy vuelva a presentarse.
Los sondeos amenazan con repetir en el PP la desaparición de UCD
Descalificaciones de Aznar
Las últimas andanadas de José María Aznar, fundador del PP y responsable de que Mariano Rajoy fuera su sucesor, pronunciándose duramente contra las políticas que están laminando las esperanzas de liderazgo del partido,
el famoso Informe Pelícano, que está en manos, al menos, del editor de El Español que saldrá al público el próximo día 14, y un clamor generalizado del empresariado que considera al actual presidente amortizado, han movido el engranaje de la sucesión urgente y peligrosa, dada la proximidad de los comicios.
Tras el fracaso que supuso perder ocho escaños en las elecciones catalanas del 28 de septiembre, se barajaron dos escenarios en Moncloa:
El primero, de seguir Rajoy como candidato, había que adelantar las elecciones lo antes posible para disminuir, en lo posible, el visible deterioro del partido. El lunes 29 se daban por perdidos más de 50 diputados en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo.
Y los sondeos pronosticaban una sangría de votos que, de no atajarla de forma inmediata y urgente, amenazaban con repetir el fenómeno de UCD, que prácticamente se disolvió tras el fracaso del adelanto electoral del 28 de octubre de 1982, donde el partido de Felipe González obtuvo diez millones de votos y una mayoría absoluta que le permitió reinar durante trece años y medio, hasta que la corrupción le hizo perder las elecciones que ganó, por mayoría simple, el Partido Popular presidido por José María Aznar.
Retrasar al máximo las elecciones
El segundo escenario planteaba buscar un nuevo candidato a la Presidencia y retrasar lo más posible las elecciones generales para que tenga el máximo tiempo de darse a conocer y que los votantes lo asimilen. Defensores de esta postura se apoyan en que Podemos, capitaneado por un desconocido Pablo Iglesias, logró de la nada cinco eurodiputados.
Cuando el pasado jueves, en Antena 3, Rajoy anunció que las generales se celebrarían el 20 de diciembre, las personas conocedoras de los dos escenarios supieron que, definitivamente, el jefe había cedido y optaba por la segunda opción.
Estaba claro que un Rajoy gastado física y anímicamente, cansado, con la espada de Damocles de que se hiciera público el llamado Informe Pelícano, llevaba al desastre al Partido Popular. Durante cuatro años de mayoría absoluta solo obtuvo fracaso tras fracaso, hasta el último en Cataluña, con un auge del independentismo que Mariano Rajoy no quiso frenar.
El poder de la “vice”
Mientras, la lucha por hacerse con puestos de salida en las listas de las generales ha sido encarnizada. En los despachos de Moncloa dominados por la vicepresidenta y con la complicidad de empresarios del Ibex 35, se ha estado trabajando para que Soraya Sáenz de Santamaría fuese la elegida para sustituir a un Mariano Rajoy tocado de muerte por el caso Bárcenas.
La “vice”, con el poder inmenso que le daba ser la jefa del servicio secreto, el CNI, durante cuatro años ha coleccionado informes, videos y pruebas de todo compañero de partido que obstaculizase su carrera. Con el apoyo del grupo Prisa y de El Mundo, a los que ha salvado de la quiebra, se consideraba la elegida.
Rajoy ha apartado de la sucesión a Sáenz de Santamaría apoyada por empresarios del Ibex 35
Pero Mariano, como buen gallego, a última hora logró desmontar la conspiración y apartarla de la sucesión.
Además, a pesar de que los sondeos de 2014, hechos a medida, valoraban a Sáenz de Santamaría como la mejor preparada para presidir el Partido Popular, empezó a acrecentarse la figura de Alberto Núñez Feijóo (54), presidente de la Xunta de Galicia desde el 2009, como el único barón regional que por liderazgo y carisma podía frenar la caída en picado del Partido Popular.
Sustituto en la Junta de Galicia
Los últimos cambios que Núñez Feijóo acaba de realizar en la Xunta, en domingo de forma precipitada y urgente, nombrado a José Manuel Rey Varela como consejero, dan la pauta de que ha preparado su propia salida del Gobierno gallego para ser candidato a La Moncloa.
Rey Varela, ex alcalde de El Ferrol, responsable de la nueva Consejería de Política Social, probablemente presidirá la Xunta en el momento que se haga público que Rajoy tira la toalla.
Feijóo y Rivera se disputarán los votos del centro que deciden quién ocupará La Moncloa
En círculos cercanos a Moncloa se comenta que el próximo 14 de octubre Pedro J. Ramírez estrenará su nuevo diario on-line El Español con una batería de dardos contra un Mariano Rajoy que ya tiene decidido su renuncia a encabezar la candidatura del PP y dar el relevo a un Núñez Feijóo, ganador por dos veces de las autonómicas gallegas.
Rajoy pondrá fin a cuatro años de sufrimiento y disgustos que han acorralado al Partido Popular desde que le empezaron a salpicar los numerosos escándalos por corrupción y que no han terminado de aflorar.
Cambios de estrategia en Ciudadanos y PSOE
Con Feijóo al frente, la pregunta es si en apenas dos meses el Partido Popular podrá remontar las encuestas. O lo que es lo mismo, frenar la caída manteniendo a su electorado y volver a atraerse a los votantes de centro que son los que deciden quién ocupará La Moncloa.
El gallego Feijóo tendrá que fajarse con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos que solo puede crecer a costa de los votantes desafectos de los dos partidos mayoritarios. La irrupción de un candidato no previsto, obligará a Rivera y Pedro Sánchez a cambiar sus estrategias. Ya no será tan fácil como hacer leña del árbol caído. Serán dos meses de infarto.