En la calle se entiende que es ese grupo de personas que suelen destacar, ser los mejores, y mandar o dirigir aspectos concretos de la sociedad. Suelen ser los que están al frente del poder general.
Para los estudiosos, cuando analizamos cualquier cultura pasada o presente, al hablar de las élites siempre pensamos en el grupo de personas que han destacado por ser los más representativos en esa cultura o civilización en las distintas facetas humanas. Ahora debemos estudiar y analizar profundamente cuales van a ser esas nuevas élites que se necesitan, o que el devenir de los tiempos va a provocar que sobresalgan y sean tomados como ejemplo de todos sus seguidores.
Tanto en el pasado, como en los momentos actuales, las personas que podemos considerar integrantes de ese grupo selecto han destacado defendiendo a sus tribus, sus razas, lenguas o costumbres concretas, y más en la actualidad, por defender a territorios concretos a los que se denominan estados o naciones. También por defender y propagar formas de creer y de pensar concretas. Pensemos en todas las religiones e ideologías. Ahora, para el futuro, todas esas defensas han quedado obsoletas, ya no tienen mucho sentido. Por lo único que los mejores van a luchar es por la Humanidad misma. Más concretamente, por la Especie Humana en su conjunto.
Lo único importante de cara al futuro es la propia supervivencia de la propia especie, su desarrollo intelectual y su expansión por el sistema solar y hasta donde pueda llegar. Se acabaron las viejas religiones e ideologías y también los territorios y sus sistemas de fronteras. Eso no quiere decir que vayan a desaparecer de la noche a la mañana, ni que todo el mundo pase a ser diferente. Pero lo que sí sucederá es que irán perdiendo importancia, aunque los seres humanos nos organicemos en naciones y estados, también es verdad que cada vez crearemos sistemas de organizaciones de estados más amplias y complejas, a la vez las instituciones y organizaciones mundiales irán adquiriendo más importancia y predominio, hasta el punto que los estados terminarán siendo meras organizaciones administrativas dependientes de aquellas, o aplicarán las leyes delegadas de esas organizaciones supraestatales. Tal como ya sucede en la Unión Europea.
Visto así, las nuevas élites serán aquel grupo de personas que lucharán de forma general por lo que ellos crean que es lo mejor para el desarrollo de la especie en su conjunto. Su conciencia será generalista. Sin bandos ni sub-organizaciones, sino por una organización general en la que quepamos todos.
Los aspectos más importantes en los que incidirán puede que sean los siguientes: Una desmitificación –aun respetándolas y valorándolas para que sean estudiadas en todos los museos posibles- de todas las religiones e ideologías pasadas. Una relativización de las organizaciones territoriales. Con respeto a los estados, naciones, etnias y razas, pero sabiendo que es algo que debe contribuir a la convivencia general y no ser una fuente de división. Sin buscar enfrentamiento alguno. Una valoración muy importante del medio natural. De la llamada ecología. Con preocupaciones constantes para cuidad y mejorar el medio ambiente. Una preocupación permanente por el equilibrio social. Con especial dedicación a erradicar el hambre, las enfermedades o las dictaduras de personas o familias concretas sobre territorios determinados. Entendiendo que todos los seres humanos formamos parte de la misma especie y entre todos debemos convivir con el mejor equilibrio posible.
Esas nuevas élites se verán obligadas a crear nuevas formas de pensar, las cuales traerán nuevas formas de organizarnos para una mejor y mayor convivencia.
Sobre el autor
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, y de reciente aparición El Sistema, de editorial Elisa.